Adeptvs Internavta

Warhammer 40.000 => General => Mensaje iniciado por: Atila en 30 de Julio de 2014, 16:20:58

Título: Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 30 de Julio de 2014, 16:20:58

Está ocurriendo!!! ¿no tenéis un proyecto que siempre habéis querido sacar adelante? Pues yo por fin lo estoy haciendo (aunque el pintado está siendo subcontratado, que Alfonso Domenech Jiménez está haciendo un gran trabajo... Pero lo estoy logrando!)

Siempre he querido tener un culto del caos. Pero no unos cultistas para mis marines, ni guardia imperial renegada, no.

Un culto del caos. En la línea de la lista de ejército que venía en la segunda edición del Codex Marines Espaciales del Caos.

Una rebelión de civiles pseudoparamilitarizados, fanáticos de los dioses del caos, que con más ganas y entusiasmo que medios materiales forman una fuerza de combate en la que integran los elementos subversivos/robados/contratados para su causa.

El ejército se basa en los adoradores del caos de Venganza Oscura, ya que es un ejército con muuuuuuchas miniaturas, y para que el coste no se me disparara (ya que decidí que me pintarían el ejército) creo que es la opción más viable. Además, aunque sean unas miniaturas de plug and play y no multicomponentes, me parece que son increíbles (aunque los adoradores que sacaron de plomo siempre serán a mi entender insuperables) y he comprobado que con piezas de catachán, cadia y flagelantes del imperio se pueden conseguir unos resultados muy vistosos facilmente (toda la parte de modelismo y pintado del hobby nunca se me ha dado bien).

Para completar el ejército y darle más variedad a las miniaturas, y sobre todo meter "más túnicas" (creo que es lo que le da el componente cultista al asunto) compré 3 cajas de flagelantes del imperio y 1 de bárbaros del caos por eBay un poco más baratas de su precio en tienda. También compré a través de tiendas de eBay de piezas muchos de los componentes que necesito, sobre todo brazos con rifles láser y escopetas. Otras muchas cosas salieron de los restos del ejército de catachán que le compré a un amigo.

Para el pintado pedí que el negro fuera el color unitario, pero que cada minaitura variara en algunos colores, aunque todos son tonos oscuros. La idea es dar una imagen de turba, tiene que ser un ejército que no de aspecto de lo que SÍ es un ejército: estandarizado, bien armados/suministrados, organizados...

El codex que usaré será el de la guardia imperial, pero voy a intentar usar una lista que aunque sea competitiva, refleje la estética que creo que debería tener un culto. Es por esto que me he puesto las siguientes restricciones:

1º No puede tener muchos vehículos: sobre todo sentinels y tratar de reducir los vehículos al máximo (aunque quiero que el ejército sea jugable). Esto es porque quiero evitar la imagen de guardia imperial renegada, son civiles armados  y paramilitarizados, con cierto apoyo militar, como pueden ser los actuales milicianos pro-rusos en Ucrania.

2º Reclutas: Habrá un pelotón de unos 40 reclutas. Creo que sus atributos encajan con lo que es un civil sin entrenamiento y su falta de armas especiales y pesadas reflejan los pocos medios de un culto del caos.

3º Escuadras Combinadas: GRANDES escuadras combinadas, de 4 escuadras de guardia imperial, la idea es seguir dando el aspecto de un culto del caos, representarán civiles entrenados en campos paramilitares secretos como los puede tener el IRA, ETA o las FARC, me los imagino allí recibiendo entrenamiento militar en cursos intensivos encubiertos por parte de la estructura militar del culto...

4º Muchos psíquicos: Qué le gusta más al caos que los psíquicos incontrolados? Mi idea es meter entre 2 y 3 psíquicos y aparte una escuadra de psíquicos autorizados.

5º Muchos personajes: Demagogo (Cuartel General), Portador de la Reliquia (Sacerdote Guerrero), Mágister (Comisario),  y Magus (Psíquico Primaris)... Creo que en algo como un culto del caos, serían los cargos religiosos los que enfervecerían a la tropa y la hagan actuar. Me los imagino yendo a la batalla con sus reliquias sagradas y la jerarquía del "clero" del culto dirigiéndolos en su papel de líderes religioso-militares.


En este post iré colgando fotos y relatando el trasfondo... espero que podáis opinar del proyecto!
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 30 de Julio de 2014, 16:51:22
Fotos de los primeros cultistas "flagelantes". Ahora añado las armas pesadas
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 30 de Julio de 2014, 16:53:06
Armas Pesadas y Cawdors, que también habrá en torno a la veintena
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Silas Err en 30 de Julio de 2014, 17:08:57
Esperamos esas fotos.
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 30 de Julio de 2014, 22:26:02
No se ven las fotos que he colgado?
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Gonfrask en 31 de Julio de 2014, 02:08:29
Si, se ven. Es un proyecto muy prometedor, me gusta
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Torri en 31 de Julio de 2014, 10:08:11
Interesante proyecto, la GI renegada tiene mucho de donde rascar y se pueden hacer cosas muy chulas
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Rosebud_Corintio en 01 de Agosto de 2014, 13:22:44
Buena idea y ejecución, francamente por lo que dices y vas mostrando tiene una pintaza estupenda, asi que nada, aunque ahora me voy de vacaciones estaré al tanto de lo que vayas poniendo porque creo que no va a tener desperdicio.
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 01 de Agosto de 2014, 20:30:40
Torri, no es guardia imperial renegada, es un Culto del Caos, que es muy distinto.

La Guardia Imperial o regimeintos de FDP renegados son militares que deciden unirse al caos. Un culto del caos está formado en su mayoría por civiles mal entrenados y armados que se alzan en armas. Normalmente esto se da tras crear una cierta estructura militar que la realizan a través de acopio de armamento proveniente de muy diversas fuentes: asaltos a armerías y polvorines, mercado negro y tráfico ilícito... De la misma forma, intentan introducirse en todas las organizaciones que les puedan ayudar a conseguir poder, dinero, influencias o fuerza militar, por lo que los intentos por conseguir para su causa o infiltrar en las fuerzas de defensa planetaria y similares o incluso entre las organizaciones criminales más "combatientes" (como los pandilleros del submundo en las colmenas o piratas espaciales) miembros, que normalmente son los que luego ayudan a formar los cultistas "civiles" en su escasa formación militar.

Si quieres pensar en algo de este estilo creo que grupos como el ISIS, Hamás, Sendero Luminoso o incluso organizaciones terroristas como ETA, las FARC o el IRA te ayudarán a hacerte una idea del o que estamos hablando.

Es por esto que intentaré que los tanques, sentinels, valquirias y similares sean escasos, así como el armamento que creo que sería más dificil de conseguir o de mantener: Rifles de plasma y fusión, bólteres, armas de energía/puños de combate, cañones láseres o de plasma.

Pero un culto del caos no sólo se infiltra en las organizaciones militares, sino en todo aquella que como señale anteriormente, les ayude a escalar: Eclesiarquía, Administratum, organizaciones plantearias (gremios/sindicatos, fuerzas de autodefensa, clanes, facciones mercantiles, círculos empresariales...) e incluso el Mechanicum o el Arbites cuando les es posible (aunque no me conste ningun caso de corrupción en el Arbites, supongo que si eclesiarquia, mechanicum, asisorum o astartes han padecido esa plaga, los defensores de la ley imeperial no serán una excepción)

Normalmente la gente tiene la visión de GI Renegada tipo Pacto Sangriento o los Volskayanos (se escrbían así?) porque es lo que más ha fomentado GW en sus últimas novelas y material, pero vamos a algo mucho más anárquico y desestructurado. En fin, espero que conforme vaya colgando entradas te vaya quedando más clara la idea  ;)
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 01 de Agosto de 2014, 23:47:09
Contexto Socio-Geo Político del Culto

La Marca

La Marca era una zona de mundos fronterizos, formado por varias pequeños sistemas y que agrupaban alrededor de dos docenas de planetas. Los habitantes de La Marca se consideraban el último vestigio de la civilización en ese extremo de la galaxia, ya que aunque la señal de Astronomicon era aún tangible, era más difusa que en otras áreas, lo que dificultaba la conexión con otras zonas del Imperio.

Tras la sangrante Guerra Gótica, Terra volvió a sentir el escalofrío del poder del Caos cuando sus fuerzas se unían bajo un liderazgo sólido. La victoria finalmente había caído del bando imperial, pero el coste había sido enorme. La flota estaba totalmente diezmada, y los mundos del Sector Gótico habían sido sangrados en diezmos extraordinarios. Las ubres de la vaca casi se habían secado en esta brutal guerra, y lo peor, es que sabían que las fuerzas de Abaddon y otros señores del caos aún eran inmensas, y tarde o temprano, emergerían para tratar de acabar con su guerra de vengaza y odio al Trono Dorado. En el futuro, cuando volviera a desatarse la tempestad de la guerra, todos los recursos serían pocos, y harían falta billones de mártires para proteger al Sacro Imperio. La consigna de los Altos Señores de la Tierra era clara: La Marca debía convertirse en un bastión imperial, base segura para una expansión de colonización planetaria que en el futuro, fuera una fuente trascendente de reclutamiento a través de diezmos para colaborar en la defensa del Sector Gótico y del portal de Cadia.

El Administratum, en una de sus etapas de mayor efervescencia, preparó una enorme campaña logística con la finalidad de llevar a cabo tal designio... Las colonizaciones como esta, siempre son difíciles, pero ahora se daba en paralelo con la creación de otras expediciones similares y de la reconstrucción necesaria tras el fuego de la Guerra Gótica.

Civiles de mundos colmenas cercanos fueron alentados a partir para colonizar estos mundos, ofreciéndoles una vida mejor que la de la lucha por los despojos recalcitrados del submundo... Incluso varios regimientos de la Guardia Imperial, fueron recompensados tras la campaña victoriosa del Gran Procónsul Salaben de erradicación del Waaaagh del Klan de Loz Aplaztahuezoz en la que fueron horriblemente masacrados, con un merecido descanso en una nueva vida como colonos, donde además los altos mandos del Astra Militarum creía que esa presencia ayudaría a formar las primeras FDP y a crear un espíritu de resistencia frente a los xenos y de fidelidad al Imperio.

El Adeptus Mechanicum envió sus naves para apoyar a la construcción de las primeras colonias y reclamar los vestigios de arcanotecnología que apareciera, a cambio, recibirían además permisos de extracción de explotación de materias primas, la adquisición del mundo Herreba para crear allí un mundo forja.

La Eclesiarquía, envió desde uno de sus mundos santuario clave más cercano, Dimmamar (donde nació Sebastian Thor y la Confederación de la Luz en la Era de la Apotasía) un grupo de expertos en la palabra del Emperador, con el fin de crear un seminario de misioneros, ya que presumían que La Marca sería el punto clave para la conquista de muchos mundos.

Así, en apenas tiempo, La Marca contaba con varios mundos totalmente colonizados, un mundo factoría para abastecer las necesidades tecnológicas de los planetas y múltiples mundos  parcialmente ocupados y en pleno boom demográfico. En apenas unos siglos, todos los planetas estarían cumpliendo su función, siendo autosostenibles y aportando al Imperio su diezmo en tropas y recursos… Sin embargo, como tantas otras cosas en esta época oscura, la realidad evolucionó de forma distinta a los dictados de los Alto Señores.

El Sector Gótico y el Segmentum Obscurus fueron un hervidero. Una de las expediciones de colonos proveniente de Mordia fue asaltada por piratas Eldars Oscuros y aniquilada. Naves de la Flota Mercante y otras naves civiles tuvieron que ser utilizadas como transportes de tropas para reforzar las posiciones del Portal de Cadia, la ascensión de los Hijos del Padre Púrpura, Culto Genestealer, en los sectores inferiores del mundo colmena de Dgerdab llevó al Gran Cardenal de Dimmamar a decretar una Cruzada Redentora que aunque fue dirigada por la Guardia Imperial, tuvo un importante apoyo de las fratrias militantes que aportó la Eclesiarquía, la cual estuvo más atenta en purgar la herejía y la corrupción xenos de Dgerdab que de seguir apoyando a los colonos de La Marca, que finalmente pasó de ser la puerta a una expansión imperial a una serie de mundos fronterizos, que se convirtieron en la última fila del Imperio más allá de una serie de mundos con pequeños asentamientos humanos cuya viabilidad aún es una sospecha.

En un intento de paliar esta situación y tras asumir la incapacidad del Ministorum para continuar con la expansión, se concertaron licencias especiales de Corsaría y conceder prerrogativas especiales a los Capitanes Cartistas para que apoyaran desde su iniciativa privada a que el proyecto no se quedara en dique seco definitivamente. Finalmente, una flota de orkos apareció en La Marca, arrasando varios mundos por completo, otros, aunque sobrevivieron, son un mero vestigio de lo que eran, y aunque se ha decretado estar exentos de diezmos para favorecer a su revitalización siguen siendo vulnerables…

Todo esto ha creado un espíritu de resistencia, que es la mayor seña de identidad de los marquianos, los cuales han hecho de la autosuficiencia y su capacidad de supervivencia a pesar del olvido del Imperio, un motivo de orgullo y la base de la idiosincrasia cultural de la zona. Se encuentran muy arraigados a su zona, y poseen un carácter que los lleva a desconfiar de quienes vienen fuera, sobre todo si se trata de personajes de instituciones imperiales, ya que son muy celosos de sus costumbres y su forma de hacer las cosas.

Más Allá de La Marca

El impulso de los marquianos ha llevado a ciudadanos a seguir el planteamiento para el que fueron enviados: seguir expandiendo la presencia de la humanidad en esa zona límite de la galaxia. Los archivos imperiales y de las organizaciones de los sistemas es confusa, pero se sabe que existen pequeñas ciudades y asentamientos repartidos en al menos una veintena de mundos. Muchos de ellos son poco más de plataformas de apoyo para rutas comerciales, enclaves para la extracción de minerales o puestos de exploración. En su mayoría, la población de estos mundos son orihundos de La Marca, suelen ser habitantes hastiados de la vida en sus planetas, deseosos de unas condiciones mejores o que tienen motivos para dejarlo todo atrás… Tal y como dice el refrán en marquiano: “Cuando la vida te golpee con su zarpa, marcha con todo más allá de la Marca”

Los habitantes de estos enclaves son gente curiosa, por un lado, mantienen sus señas de identidad propias de los marquianos, pero por otro, más por necesidad que por deseo, se han vuelto más abiertos a forasteros, y siempre que demuestres que eres capaz de adaptarte a su modelo de vida consistente en vivir con una pala en la mano y un rifle a la espalda, y ser capaz de aguantar hasta reventar las condiciones más adversas que pueda plantarte la vida y combatirlas a base de resignación, sarcasmo y mucha rabia con la que sobrevivir, serás bien aceptado entre ellos.

Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 02 de Agosto de 2014, 14:22:48
Situación de los dos Sistemas Solares conocidos como "La Marca"
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Gonfrask en 02 de Agosto de 2014, 16:38:16
Aunque Corsaria esta bien dicho, yo soy mas fan de "patentes de corso" XD.

Magnifico transfondo, muestra mucho como el Imperio es disperso hasta con su gente
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 03 de Agosto de 2014, 15:22:16
Os traigo las primeras de las minis ya pintadas. Perdonar la calidad, la verdad que le saque cuatro fotos con el móvil antes de irme de vacaciones... No se aprecia el excelente trabajo de Alfonso Domenech.

Con estas fotos quiero enseñaros las posibilidades de los cultistas de Venganza Oscura, como con pequeñas conversiones estoy consiguiendo darle variedad (tener en cuenta que el culto son, a lo bajo 130 miniaturas).

Me gusta especialmente el lanzagranadas. Uno de mis objetivos en este culto es tratar de reflejar la falta de un "suministro estandarizado" de recursos para el ejército cultista, por lo que me parecía importante mostrar diversidad de armas y de modelos de éstas. Por desgracia no encontré por eBay ningún pesado redencionista o cawdor con lanzagranadas clásico a buen precio. Casi todos son lanzagranadas cadianos, pero pensé que esta conversión de bólter viejo con parte frontal de lanzamisiles quedaba muy bien (ahorraba dinero en piezas también) y para sacar a todo el mundo de dudas le puse una granada de mortero en una mano... La foto es horrible, lo se, pero creo que se aprecia la idea
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Gonfrask en 03 de Agosto de 2014, 15:50:26
Tienen buena pinta
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Torri en 04 de Agosto de 2014, 12:11:19
Perdona Atila, no me expresé bien, con GI renegada no me refería solo a un regimiento leal que ha cambiado de bando, sino a un ejercito del caos que no sean marines espaciales o demonios sino infanteria, tanques y demas siendo su origen un regimiento que se pasa de bando, un culto que se ha formado en un planeta imperial o directamente ejercitos de humanos adoradores del caos procedentes del ojo del terror. Bien sabes que no estan muy detallados, con soltar "una horda de mutantes, traidores y herejes" más de una vez han cubierto todo esa parcela.



Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 07 de Agosto de 2014, 20:37:08
Kheregrim Baromant

Kheregrim Baromant era un corsario poco ortodoxo, operaba con licencia para actuar en el área del Segmentum Obscurus, en la zona norte más alejada del Sector Gótico que era conocida como La Marca. Marchó a esa zona empujado por la ambición, era el menor de una serie de hermanos de una familia de Capitanes Cartistas, y él siempre había crecido a la sombra de sus hermanos mayores, dándose de hecho que acabaría actuando de teniente de navío de alguna de las naves de la familia, a la sombra y bajo las directrices de alguno de sus mayores.

Hasta alcanzar los treinta años se empleó a fondo como guardamarina primero y después como jefe de la tripulación: allí aprendió a manejar hombres de menor condición y rango que él, pero que sólo era posibles ganarlos a través de un empleo adecuado del látigo y de capacidad de afrontar los mismos sacrificios que se les exigían. Cuando con cuarenta y cinco años, su padre, empezó a repartir en vida su propia herencia, pues sabía que 225 años era una edad avanzada hasta para un aristócrata imperial, se reunió con cada uno de los miembros de su prole para escuchar sus deseos. Kheregrim le rogó a su padre que le adjudicara una parte menor de la flotilla que poseían, sólo quería una pequeña y desvencijada fragata exploradora y que intercediera mediante sus contactos en el consejo de Capitanes Cartistas para que le obtuviera una licencia corsaria. Por una vez, su padre, decidió acceder a los deseos de su hijo, ya que lo que pedía era  menos de lo que reclamaban sus otros hijos, que sin duda vivirían con agrado poder repetirse la parte del hermano menor entre ellos… Consiguió, sin mucho esfuerzo, una licencia de Corsaría para su benjamín en la zona conocida como La Marca, ya que era un área donde era fácil de obtener, y no quería marchar dejando deudas y favores pendientes… Le otorgó la Fragata Bravía y se despidió de él sin siquiera darle un abrazo.

El joven de los Baromant comenzó a informarse de su destino, al parecer, La Marca era un conjunto de planetas formados por dos sistemas solares fronterizos, algunos cronistas señalaban que en su día fue un intento de alguna empresa de mayor envergadura, pero se trataba sólo de rumores. La Marca era el último bastión del Imperio del norte del Segmentum Obscurus…

Kheregrim conocía bien a la gente de ese tipo de mundos, y sobre todo cómo la lejanía de delegaciones importantes de Terra y sus organizaciones, daba lugar a una interpretación más laxa de la normativa, un lugar donde la valentía, el arrojo y la ambición eran recompensados y no chocaban contra el muro de la mastodóntica burocracia imperial. Los rumores de existencia de enclaves humanos más al norte, poco o nada sujetos al Imperio, acabaron por convencerle de que no podía haber elegido destino más apropiado. Pronto, llevaría a cabo sus planes más ambiciosos: Se forjaría una reputación por sí mismo, tendría libertad de acción (siempre había odiado tener que seguir los mandatos de sus hermanos mayores o de las rutas fijadas en las cartas de navegación que correspondían por derecho a su flotilla mercante) y podría hacer una nueva dinastía de los Baromant que acabara haciendo eclipsar a la de su familia de origen… Se imaginaba los rostros de sus hermanos cuando oyeran hablar de su fortuna y sus gestas en el norte de la galaxia y sentía un profundo placer. Pronto dejaría de ser el joven Kheregrim y se convertiría en una leyenda.

Al llegar a La Marca su primera parada fue el mundo de Centuria, mundo de más importancia de la zona, donde comenzó a preparar sus expediciones. El Ministorum se interesó de él y de su licencia de Corso para una pequeña misión que estaban creando más allá de La Marca, y Kheregrim, aunque era poco amigo de la Eclesiarquía, sí que lo era de sus fondos, por lo que aceptó el encargo. Este viaje, que al principio entendió como algo aburrido pero necesario para obtener unos primeros ingresos, le llevó a conocer a Jacobo, un Misionero experto, que era el líder de la misión. El joven Baromant estudió al personaje, al ver como los colonos lo seguían con fe ciega, y como era capaz de exaltarlos para que confesaran sus pecados por terribles que fueran o de hacerles sentirse dichosos por acudir a un destino incierto donde sólo trabajo duro y condiciones precarias les esperaban. Él no era un inexperto en lo que motivación se decía, de hecho, siempre había sido buen alférez de fragata precisamente por su capacidad de dirigir a una tripulación, pero lo de aquél misionero era algo extraordinario. Pronto, el joven Baromant logró granjearse la amistad de Jacobo, ya que el anciano veía en él una bien disimulada piedad, que creía que podría llevarlo a ser un beato entusiasta en colaborar, y un beato corsario era lo mejor que podía imaginarse en una zona fronteriza como aquella…

Pero el corsario tenía otros planes. Durante los seis meses de viaje por el Inmaterium, aprendió todo lo que pudo del misionero sobre dialéctica, oratoria y el poder de las creencias de la gente mientras tomaban infusiones de achicona… Pero otra cosa, que aunque no lo supiera en el momento, sellarían su destino: la historia de Sebastian Thor, y de cómo, un hombre con la gracia divina, había podido enfrentarse a toda la galaxia, y acabar con la tiranía de Vandire. En los oídos de un megalómano sediento de poder como él, era la demostración de que podía crearse un camino propio si se estaba dispuesto a asumir el riesgo y a correr grandes sacrificios, y el sin duda, lo estaba.

Baromant dejó a Jacobo y a sus entusiastas seguidores en Thoria, que fue como rebautizaron el pequeño planeta que ni siquiera tenía nombre más allá de un código y continuó haciendo negocios con la Eclesiarquía, llevando con frecuencia a otros misioneros, predicadores y confesores a los nuevos asentamientos, y con cada viaje, aparte de obtener importantes beneficios y explorar nuevos planetas, fue aprendiendo más y más sobre cómo los sacerdotes del Imperio manejaban a los ciudadanos como si fueran su propio rebaño…

El corsario Kheregrim, durante las siguientes dos décadas, viajó por La Marca y los mundos que se extendían frente a esta, investigando mundos desconocidos, traficando con xenos como los Hrud o los Clatianos, asaltando flotillas mercantes que se alejaban demasiado, comerciando e incluso creó sus propios asentamientos comerciales en varios planetas en procesos de colonización… Pronto, tenía una pequeña flotilla formada por cuatro naves con capacidad de viajar por toda la galaxia y una veintena de transportes y mercantes para el comercio en los sistemas solares de La Marca.

Sin embargo, Kheregrim Baromant, no era un corsario al uso. A pesar de la pequeña fortuna que comenzó a poseer, no adquirió un lujoso palacete en Centuria, ni se interesó por casarse con la guapa hija de alguna de las familias nobles locales. Parecía que Kheregrim no quería tener nada que le atara o condicionara con un ambiente, y siempre parecía como un elemento fuera de lugar en su entorno, ya fuera en los festejos de la confederación de comercio y capitanes cartistas, en los burdeles fronterizos en las fiestas con su tripulación, en los autos de fe que se celebraban en las catedrales de Centuria o en los intercambios en los suburbios marginales con figuras del hampa con las que negociaba con frecuencia… Y, sin embargo, se habituaron a verle en todos aquellos lugares, y en convertirse en un rara avis si, pero finalmente integrado en el entorno y aceptado.

En uno de sus viajes por el Inmaterium, uno de sus navegantes sufrió el ataque de un ser disforme, y una criatura incorpórea y mutante tomó forma: un demonio había logrado la forma de entrar en la nave. El diablo recorrió la pequeña fragata aniquilando a quienes se cruzaban en su camino, y las armas de los guardias no parecían afectarle.

Con un valor suicida, Baromant se enfundó su armadura caparazón, cogió su sable de energía y una pistola automática y salió al encuentro de la criatura, que al encontrarlo comenzó a golperarle con sus tentáculos cambiantes. El corsario era un ágil espadachín, pero parecía que las heridas que le causaba no eran suficientes para parar a la criatura disforme, que se divertía clavando sus afiladas garras en sus tripas. Finalmente, de un golpe, el demonio tumbó a Kheregrim, que desde el suelo vió con horror como la criatura se abalanzaba sobre él con sus fauces abiertas de varias filas de colmillos dispuesto a devorarle, y sintió un pánico atroz: no podía morir así, en la inmensidad del espacio sin haber llegado a nada más. Todo su ser rezumó desesperanza ante ese destino y gritó de rabia y devastación, y en ese mismo instante en el que el pánico desencajaba su boca, una palabra se abrió paso en su mente: Hezabeal.

Sin entenderla si quiera, la pronunció y el demonio paró en seco, como el mastín centuriano que para ante una orden de su amo. La criatura le miraba con rabia en sus ojos pero no podía atacarle. En su desesperación arañaba su propia cara. Baromant, desde el suelo, se sujetaba las vísceras con su mano derecha y observaba atónito al demonio: estuvieron mirándose durante media hora, hasta que, finalmente, desapareció, incapaz de manterse por más tiempo en el espacio físico.
Baromant fue recogido por su tripulación y tratado de sus terribles heridas, pero su mente, apenas fue presente de aquello, pues estaba absorta en entender que había pasado. Hezabeal, Hezabeal… ¿dónde había aprendido esa palabra? ¿por qué había parado al demonio? ¿cuál era la procedencia de esos seres que el creían un cuento de navegantes y de la Eclesiarquía? En los sopores del post operatorio, finalmente recordó: aquella palabra la había oído antes en boca de una prostituta con fama de adivina, que en una orgía salvaje y puesta de opium le había susurrado al oído.

El corsario volvió al mundo de los vivos, y se cercioró de que la historia no se conociera fuera de su entorno, por ello, toda la tripulación que estaba en esa nave acabó fundando un asentamiento en un mundo perdido... Él entendió, que su encuentro con el demonio era la manifestación de su destino, que aquello era el verdadero poder. Obsesionado, comenzó a reunir toda la información que pudo sobre Hezabeal o las criaturas disformes, y a pesar de que siempre se encontraba con archivos borrados y la censura, acabó contactando con un pequeño culto que se hacía llamar La Cábala del Estudio del Ocularis Terriblis, y que se trataba de una sociedad pseudoacadémica, un club de élites eruditas, poco o nada conectadas con el mundo exterior, que estudiaba incansablemente los textos de una gran biblioteca prohibida y que repetía extraños rituales… Empezó a trapichear con ellos con armas, y poco a poco fue ganándose su confianza. Finalmente, cuando le enseñaron su templo prohibido situado en un lujoso ático y entendió que allí estaban las respuestas que necesitaba, se fue deshaciendo de todos los miembros. Muchos murieron en el asalto que él y sus hombres hicieron al templo, otros muchos, fueron cayendo víctima de asaltos con drogadictos, envenenamientos o misteriosos accidentes.

Baromant estudió a fondo la inmensa biblioteca del templo y así descubrió que existían los Dioses del Caos, que los poderes de la ruina recompensaban a sus seguidores, que el inmaterium podía controlarse, y sobre todo, que Hezabeal era el nombre del diablo y que por saberlo logró someterlo, e incluso, que si le hubiera ordenado algo, le habría obedecido. Tras aquello, Kheregrim Baromant, era un firme discípulo del caos y estudiante de la demonología.

Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 11 de Agosto de 2014, 13:13:30
Unas minis más de la primera secta ya pintada  :)
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Gonfrask en 11 de Agosto de 2014, 22:09:06
Van bien, muy bien
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Rosebud_Corintio en 03 de Septiembre de 2014, 13:30:45
La historia me gusta, si debo ponerle un pero es que para mi se acelera demasiado en la parte final, una vez que ocurre el evento que cambia la existencia de Kheregrim Baromant y da paso a sus nuevas creencias y a la busqueda del poder verdadero. Creo que habría merecido la pena ahondar más en ese cambio y como consigue (de forma similar a su ascenso como corsario) abrirse paso al conocimiento de los poderes ruinosos.

Pero vamos, es por decir algo, en general está muy bien el desarrollo de su biografía desde sus inicios como hijo menor de un aristócrata hasta seguidor de los dioses oscuros.
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 19 de Octubre de 2014, 17:18:11
Buenas a todos, estoy probando mis primeras partidas con mi ejército cultista, aunque ahora no tengo mucho tiempo y la verdad que estoy jugando más bien poco...

Os dejo con estas fotos para que podáis ver las primeras instantáneas del culto en acción. Creo que pueden servir para que veáis la estética del ejército... Creo que desplegado da la estética que deseaba: Armamento disperso, una gran masa de cultistas, muchos "líderes", un esquema de color que no es uniforme pero que tiene unos denominadores comunes que les dan una identidad...
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Lord Principe en 19 de Octubre de 2014, 17:24:05
Pues muy molones. Un ejercito muy personal con minis muy bien elegidas.

Suerte con los dados, que los dioses del caos son veleidosos.
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Gonfrask en 20 de Octubre de 2014, 01:38:49
En efecto se ve un ejercito magnifico, muy chulo
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Rosebud_Corintio en 20 de Octubre de 2014, 13:35:39
Muy bueno, lo has descrito a la perfección, ciertamente es bien vistoso.
Título: Re:Culto del Caos (proyecto soñado)
Publicado por: Atila en 15 de Noviembre de 2014, 20:53:48
Aquí vuelvo con el desenlace del trasfondo del culto...

Kheregrim decidió consagrar su vida al Caos. Su licencia de corso, y los recursos que poseía gracias a sus actividades como corsario, le dieron la coartada excelente para estudiar todo lo relacionado con los Poderes Ruinosos en La Marca: Contacto con xenos, divagar por diferentes planetas, explorar zonas en cuarentena... Y todo ello, sin llamar la atención de los pocos Inquisidores presentes en La Marca.
Conforme la devoción por los dioses oscuros aumentaba en Baromant, también lo hacía en las empresas y hombres a su cargo. El corsario fue inculcando su nueva fe en sus tripulaciones y exploradores, hombres dispuestos a correr grandes riesgos por fortuna y gloria, y que, al estar siempre entre las estrellas y planetas inexplorados, poseían una mente más abierta a lo no imperial y estaban menos dogmatizadas por la Eclesiarquía. Tras estos primeros pasos, Baromant comenzó a corromper a los muchos miembros de sus empresas que sí vivían en planetas controlados por el Imperio: mercaderes, guardias, comerciantes, distribuidores, técnicos, cargadores de astilleros, pandilleros, miembros de gremios… Y el cáncer del caos se introdujo en el sector, con la base de los dispares negocios y actividades de Kheregrim Baromant como pequeña semilla.
Pero el nuevo discípulo de los dioses oscuros era ambicioso. El deseaba crear una organización con la suficiente fuerza como para poder ostentar el poder de forma abierta y pública, no ser un entramado de sociedades que adoraba a sus dioses en secreto. ¿Acaso no había entregado su alma a los poderes de la ruina por el verdadero poder? Y este, sólo era aquel que era ostentosamente visible. Decidió comenzar a actuar de forma más abierta en Thoria, el mundo al que acompañó al misionero Jacobo, ya que era el lugar ideal: pequeño y aislado, con apenas una colonia y una decena de asentamientos, pero de ciudadanos muy apegados a la fe en el Emperador, si lograba convertirlos a ellos, sería capaz de hacerlo con cualquier otro mundo, y si no era capaz, se trataban de una fuerza a la que podría aniquilar con sus hombres sin que quedara muy claro lo que había ocurrido realmente.
Envió una pequeña expedición a Thoria, que dirigió personalmente, se trataba de una pequeña nave con medicamentos, módulos precostruidos habitables y maquinaria agraria básica. Al llegar, fue recibido con entusiasmo por los colonos, incluido el Misionero Jacobo, cuyo carisma y piedad, le habían convertido en una leyenda entre los apenas 70.000 habitantes que ya tenía Thoria.
Baromant repartió algunos de los bienes de forma gratuita, y construyó las viviendas entre los asentamientos del planeta, creando pequeños barrios, por los que pedía un alquiler simbólico. Pasaba muchas horas con Jacobo y otros miembros del Concilio de la Doctrina de la Fe Thoriano, una especie de órgano de gobierno, que dirigía los pasos de colonización y de la construcción de la Catedral de la Eterna Voluntad de Sebastian Thor, el gran proyecto del consejo, y entorno a la cual se estaba construyendo el único asentamiento al que se podía considerar una ciudad. Kheregrim empezó a ser un frecuente en las reuniones del Concilio, en calidad de invitado primero y de consejero después. Los miembros de esta teocracia, consideraban al corsario un hombre de acción y pragmático, con un fuerte deseo de colaborar en la misión, que podía ofrecer recursos de difícil acceso para los miembros del alto clero de la Eclesiarquía local. Así, poco a poco, Baromant empezó a ganarse su confianza, mostrándose como un hombre de mando firme, pero cuidándose mucho de mostrar sus capacidades intelectuales en cuestiones como retórica, misticismo o teología salvo con Jacobo, con el que en privado, mostraba una sed insaciable sobre la vida de los grandes confesores y mártires del Emperador.
Durante dos años, el corsario se ganó a cada miembro del Concilio: Al Abad Juan Vodoy, miembro de la comunidad religiosa que se encargaba de la construcción de la catedral, lo ganó trayéndole miembros de gremios de canteros y consturccionistas de su propio lobby empresarial y poniéndolos al servicio de la construcción, algo que no sólo sirvió para ganarse su confianza, sino también para crear criptas secretas e introducir simbología de los dioses oscuros en el templo, que estaría profanado desde su construcción y que sería el símbolo de su poder como elegido por el Caos en el sector. A la Canonesa Jacinta de Ébollo, de las Hermanas Hospitalarias, le permitió utilizar la bodega sanitae de su nave, equipada con un adelantado arnés quirúrjico para sus intervenciones, y poco a poco, le ofrecía quedarse en la nave, teniendo veladas con ella en las que poco a poco, la fue seduciendo hábilmente, aplicando todo sobre el arte del engaño que acólitos de Tzeentch habían escrito y sobre las artes del cortejo escritas en carne humana en un tomo elaborado directamente por una diablesa de Slaanesh.
Al Gran Confesor Montsardó, fue inútil tratar de persuadirlo, tal era su fanatismo, pero logró asesinarlo y su sucesor, el escriba no marquiano Papanolou, ocupaba un lugar simbólico en el Concilio, ya que sus habilidades, no eran, ni mucho menos, comparables a las de su predecesor y mentor. El Cardenal Calafanz, era un hombre enviado a Thoria por el Cardenal de Centuria, que había detectado en este clérigo un exceso de ambición que podía ponerle en riesgo su mandato en la capital del sub-sector Marquiano, dándole en la misión, un exilio de sus ambiciones políticas, lo que le convirtieron en un hombre rencoroso, algo que Baromant supo explotar hábilmente, ofreciéndole su ayuda para hacer de Thoria un mundo santuario glorioso, y de crear una facción en Centuria en contra del actual prelado, que en el momento adecuado y en base a la gran tarea emprendida en Thoria, presionaría para pedir su vuelta al planeta a ocupar el cardenalicio.
Kheregrim Baromant evidenció aspectos que el Concilio de la Doctrina de la Fe Thoriano no estaba atendiendo: faltaban una milicia local y unas FDP más allá de las fatrias militantes formadas por colonos mal entrenados, los gremios comerciales cobraban tasas excesivas por suministrar al planeta de víveres y transporte de peregrinos, apenas había presencia del Adeptus Mechanicum en el planeta y eran necesarias crear algunas Manofactorum de equipamiento básico para fomentar la autarquía planetaria… El Concilio fue aprobando cada una del as propuestas, y pronto Kheregrim Baromant fue nombrado Alto Pretor Conciliar de Thoria, es decir, el veradero poder ejecutivo y gobierno del planeta, dejando en manos de los miembros del concilio, aspectos teológicos sin mucha importancia. Paralelamente al aumento del poder de Baromant, miembros de sus organizaciones fueron extendiéndose en el planeta: Las incipientes FDP estaban formadas casi en su totalidad por miembros de sus tripulaciones, logias caóticas se instalaron en los gremios de constructores y granjeros, la Hermandad de Ayuda Social trataba de manera preferente a aquellos que formaban parte de sociedades y asociaciones… Baromant, controlaba las 200.000 almas del planeta, y sobre todo, había comprobado una vez más su capacidad de hacerse con el poder desde las sombras… Ahora tocaba hacer lo que nunca había llevado a cabo: El Asalto al Poder.
Tras estos dos laboriosos años, había aprendido multitud de cosas de Jacobo, y poco a poco mediante ejercicios de programación neuro lingüística e hipnosis, fue creándole anclajes con entidades del inmaterium, que poco a poco, comenzaron a susurrar y corromper al misionero en sueños, el día en que logró que fustigara hasta la muerte a un niño por romper una estatua de un santo, supo que el surco para convertirlo en un adorador del caos, era suficientemente hondo. Tras un mes de no poder conciliar el sueño por los remordimientos, Jacobo fue invitado a acudir a una reunión de la Logia del Ocularis Terribilis, de la que era Demagogo el corsario, y tras ver el poder de los dioses oscuros cuando lograron convocar a un demonio, la cordura de Jacobo se quebró, y abrazó con determinación y una mirada perdida la fe en los Poderes de la Ruina, en la que poco a poco, fue introduciendo a sus miles de beatos.
Baromant pactó con Jacobo acusar de alta traición a los otros miembros del Concilio, y, en una sola noche, las milicias de Thoria, arrestaron y ajusticiaron a todos los miembros fieles al organismo teocrático. Con Jacobo aclamándolo como el salvador del planeta y desde el balcón de la enorme catedral, Kheregrim Baromant evidenció su nuevo estatus, proclamándose nuevo gobernador planetario de Thoria y arquitecto mayor del templo.
Tras esto, Baromant marchó a Centuria, y durante otros dos años, siguió preparando sus planes: Cada vez más miembros de sus tripulaciones eran mandados a Thoria, donde eran entrenados en los barracones de las milicias Thorianas, y luego volvían a cualquiera de sus organizaciones civiles en otros planetas, formando a los miembros de los cientos de pequeñas logias del caos que había en toda La Marca, la rebelión pronto comenzaría.
En los planetas en donde los cultos del caos eran demasiado débiles, el corsario trataba de ganar para su causa casas de primarios y nobles locales para la causa, ofreciéndoles la jefatura local si triunfaba la rebelión. En otros planetas, donde los cultos tenían influencia y poder, los agitadores y acólitos llamaban a la rebelión abierta, creando malestar e inestabilidad en el planeta. Poco a poco, ya fuera mediante el tráfico ilegal, el robo de armas o asaltos encubiertos a polvorines de las Fuerzas de Defensa Planetaria o del Adeptus Arbites el culto se fue armando. Había llegado el momento de que los cultos y las logias salieran del as sombras y Kheregrim Baromant se mostrara como el discípulo predilecto y campeón de los Dioses del Caos.
Coincidiendo con un fenómeno astrológico, en el que el Ocularis Terribilis se volvía más nítido, se desató lo que fue llamado la Bruma Roja. La rebelión estalló, en algunos planetas en forma de golpes de estado en los que los cultistas se hicieron con el poder gracias a sus influencias en todas las instituciones locales e imperiales, y en otros en forma de columnas armadas que comezaron una cruenta guerra civil por el control de ciudades e instalaciones estratégicas. En otros planetas, las fuerzas herejes eran demasiado débiles, así que tomaron forma de partidas de guerrilleros o grupos terroristas, con la orden de sembrar la anarquía e impedir que en estos planetas, la autoridad imperial pudiera organizar envíos de tropas para auxiliar otros planetas amenazados. Kheregrim acudió a Thoria, donde se proclamó Archihereje de los Dioses Oscuros y Elegido de los Poderes la Ruina, Gobernador de La Marca y Generalísimo de las Huestes de la Ruina. Renombró a Thoria como Hezebael y lo declaró capital del subsistema, la totalidad de la población, corrompodia hasta los tuétanos por el poder del caos, lo aclamó como a un dios y lo siguió para ayudarle a conquistar Centuria, donde sólo había logrado hacerse con cuatro de las once colmenas, pero donde controlaba muchas de las ciudades provinciales. Sus fuerzas eran menos numerosas, pero las colmenas estaban aisladas, si lograba desplegar a sus expertas tropas de la antigua misión a tiempo y a sus fuerzas corsarias, tenía opciones de tomar lo que quedaba del único mundo capaz de organizar una resistencia ordenada y convocar refuerzos del Imperio.