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Warhammer 40.000 => Trasfondo => Mensaje iniciado por: Feanor en 17 de Diciembre de 2007, 16:59:57

Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Feanor en 17 de Diciembre de 2007, 16:59:57

Mutantes puede, pero herejes nunca... :P

Ahora bien... los Angeles Sangrientos disfrutan a cada momento de esa marca que un Gran Demonio de Khorne les dejó... vamos, que están marcados por el Caos, quieran ellos o no...

A que te refieres Asgaard esa parte del trasfondo no lo se como es que los angeles sangrientos estamos marcados por el caos >:( explicate o habra que llamar a un inquisidor y reportarte por hereje ::)
Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: AlraK en 17 de Diciembre de 2007, 18:29:05
lo de la "Sed de sangre" el autocontrol y todas esas cosas... es intentar decirle que no a khorne, eso (en mi opinion) es innegable, otra cosa es que sean herejes o no
Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Renato_Gaghiel en 17 de Diciembre de 2007, 21:02:27
A khorne?????
no estoy deacuerdo en absoluto. Es como si se dijera que los lobos están maldecidos por el Tzeentch porque algunos de ellos transmutan hasta en convertirse en lupinos. un fallo genetico no supone la intencion explicita de los dioses del Caos.
Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Terradas en 17 de Diciembre de 2007, 23:52:04
No me lo he inventado, viene en el Horus Heresy vol. II y en el vol. IV

Vol II. Snaguinius es mandado por Horus a limpiar el Signus Cluster, infestado por los demonios de Slaanesh de Kyriss. En medio de la refriega se encuentra con Ka'bandha, que viene a corromper a los sangrientos.

On the battlefield pf Signus, Sanguinius faced Ka'bandha, Greater Demon of Khorne [...]

-Why do you fight us, so-called Angel? You may be able to best me, but you cannot hope to defeat Chaos. My Lord Khorne is powerful beyond any means you can measure. [...]

-Begone, daemon! I wolud deal only with your master Kyriss, Be gone, or I shall cut you down.

-Kyriss is no master of mine, little angel. I answer only to Khorne [...] You are a creature of blood as much as I am. Join with me, join with Khorne! You can be his most exalted champion. [...]

-[...] There is nothing you can say that would entice me to cast aside my oath of loyalty to the Emperor. I will destroy you and all of your foul kin!

The fight was fierce and bloody, the carnage appalling [...] Sanguinius was momentarily unbalanced as his legs were crushed in the whip's coils. The daemon smashed him to the ground with the flat os his axe. [...]

-Come at me again, daemon! Feel the lick of my sword a second time if you dare!

Ka'bandha looked down on the smitten Primarch

- I let you live this time, manling. Your legs will heal but this wound will always fester.


Y luego más tarde en el vol. IV lo narra desde un punto de vista más alejado o general

The winged Primarch had fought a bloody aerial duel with a mighty daemonic lord of Khorne [...] Sanguinius had dealt the creature a terrible wound and in response the greater daemon has crushed his legs, cast him to the ground and with a howl had slaughtered near five companies of the Blood Angels as it fled the scene. The trauma os this act of malevolence has stunned the Primarch into unconsciousness.

[...]Rather, they redoubled their efforts to banish the daemon horde. Filled with vengeful fury, the Legion fought as it had never fought before. The Blood Angels went Berserks and in their mania they smashed the daemons asunder.

[...] The brutal violence of the daemon Ka'bandha had unleashed something dark within the psyche of the Space Marines, a thirst for blood that would not be slaked until every taint of Chaos had been erased from the planet.

The Angel Sanguinius was a Space Marine Primarch [...] Within a few days the Angel was able to walk [...] As his legs grew stronger and the pain from them slowly subsided, he notice a change in his Blood Angels. [...] Whatever befell him in the future, he vowed to himself that he would have his vengance on the daemon Ka'bandha.



Y finalmente en el vol IV, más adelante... para continuar la historia más que nada

Sanguinius took up his position above the Ultimate Gate, the main entrance to the Imperial Palace. [...] The creature was tall, taller than any around it [...] The daemon flew towars Sanguinius and he recognised it instantly - irs name was Ka'bandha and he had fought the creature before.





Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 18 de Diciembre de 2007, 07:51:54
A khorne?????
no estoy deacuerdo en absoluto. Es como si se dijera que los lobos están maldecidos por el Tzeentch porque algunos de ellos transmutan hasta en convertirse en lupinos. un fallo genetico no supone la intencion explicita de los dioses del Caos.

Una cosa es una mutación genética y otra es una alteración mental provocada por un Devorador de Almas que termina afectando a la información genética de todo el Capítulo.

Yo no lo había visto así, pero estoy de acuerdo con lo que dice Alrak sobre que realmente están luchando contra Khorne, lo cual quizás sea su signo más grande de devoción o de lealtad, pero si yo fuera un Inquisidor arrasaría a todo el Capítulo, no puedes estar seguro de que se mantengan cuerdos y por lo tanto, leales.  ;D
Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: bragg en 18 de Diciembre de 2007, 13:25:16
Asgarrd podrias traducirlo por favor? no soy muy ducho en ingles gracias :D.
Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Gonfrask en 18 de Diciembre de 2007, 13:51:15
Joder Bragg...hoy dia imprescindible...

Vol II. Sanguinius es mandado por Horus a limpiar el Signus Cluster, infestado por los demonios de Slaanesh de Kyriss. En medio de la refriega se encuentra con Ka'bandha, que viene a corromper a los sangrientos.

En los campos de batalla de Signus, Sanguinius se enfrentó a Ka,bandha, Gran Demonio de Khorne[...]

- ¿Por que luchas contra nosotros, el llamado Angel? Puede que seas capaz de superarme, pero no tienes esperanzas de derrotar al Caos. Mi señor Khorne es poderoso mas alla de cualquier medida. [...]

- Atrás, demonio! Yo trataré unicamente con tu señor Kyriss, marchate o te partire en dos.

- Kyriss no es mi señor, angelito (pequeño angel, pero "angelito" suena más ofensivo). Yo respondo unicamente ante Khorne [...] Eres una criatura sangrienta tanto como lo soy yo. Unete a mi, ¡Unete a Khorne! Seras su principal paladin. [...]

-[...] No hay nada que puedas decir que me haga arrojar a un lado mi juramento de lealtad al Emperador. Te destruire a ti y todos los tuyos!

La lucha fue feroz y sangrienta, la carniceria espantosa [...] Sanguinius fue momentaneamente desequilibrado cuando sus piernas fueron aplastadas por las colas del latigo. El demonio le aplasto contra el suelo con la parte plana de su hacha. [...]

- Ven a mi de nuevo demonio! Siente el beso (literalmente lamer) de mi espada una segunda vez si osas!

Ka'bandha se inclino sobre el herido Primarca

- Te dejare vivir esta vez hombrecito. Tus piernas curaran, pero esta herida te escocera por siempre.


vol. IV lo narra desde un punto de vista más alejado o general

El Primarca alado había luchado un sangriento duelo aerero con un poderoso señor demoniaco de Khorne [...] Sanguinius le habia infringido a la criatura una terrible herida y en respuesta el gran demonio había aplastado sus piernas, estrellado contra el suelo y con un aullido habia masacrado cerca de cinco compañias de Angeles Sangrientos mientras huía. El trauma de este acto de malevolencia habia sorprendido al Primarca hasta dejarlo inconsciente.

[...] Más bien, redoblaron sus esfuerzos para desvanecer la horda demoniaca. Llenos de furia vengadora, la Legion luchó como nunca habían luchado antes. Los Angeles Sangrientos se conviritieron en Bershekers y en su locura aplastaron a los demonios

[...] la brutal violencia que el demonio Ka'bandha había despertado algo oscuro en el interior de la psique de los marines espaciales, una sed de sangre que no había remitido hasta que toda mancha del Caos había sido borrada del planeta.

El tercer texto es tonteria, que Sanguinius reconoce al demonio de Khorne cuando se enfrenta a el en la Puerta Ultima

The Angel Sanguinius was a Space Marine Primarch [...] Within a few days the Angel was able to walk [...] As his legs grew stronger and the pain from them slowly subsided, he notice a change in his Blood Angels. [...] Whatever befell him in the future, he vowed to himself that he would have his vengance on the daemon Ka'bandha.
Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Renato_Gaghiel en 18 de Diciembre de 2007, 17:36:20
Odiar profuundamente a los seguidores del Caos......¿una mancha?
Creo que los actos de culquier leigón cuyo comandante hubiera sido herido habrian sido brutales. Por otro lado eso de que los angeles sangrientos conocieran la rabia negra antes de que Sanguinius muriera es simplemente una invencion de ultima hora. La imperfeccion se debe a la mutacion del codigo, y eso se debe a su vez a la forma en que el material es activado, a la degradación de la sangre pura de Sanguinius, no a ningun combate......eso....es una invención de ultima hora sin base alguna. (a mi juicio)
Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 18 de Diciembre de 2007, 17:49:16
Te entiendo, pero es trasfondo oficial y válido.
Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: malekhit en 18 de Diciembre de 2007, 19:36:58
hay que ver lo que os cuesta a los marines reconocer los lados oscuros que poseeis eh? que reticencia... que mas da si estan manchados por khorne y luchan por no caer en sus garras? mas loable es su lucha.
Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 18 de Diciembre de 2007, 21:45:08
mientras sepamos que hay un lado oscuro, no como, por ejemplo, los tau
Título: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Terradas en 18 de Diciembre de 2007, 22:16:17

Gon se ha dejado por traducir la parte de:

The Angel Sanguinius was a Space Marine Primarch [...] Within a few days the Angel was able to walk [...] As his legs grew stronger and the pain from them slowly subsided, he notice a change in his Blood Angels. [...] Whatever befell him in the future, he vowed to himself that he would have his vengance on the daemon Ka'bandha.

El Angel Sanguinius era un Primarca de los Marines Espaciales [...] En unos poco días el Ángel era capaz de caminar [...] Mientras sus piernas se fortalecían y el dolor remitía lentamente, empezó a notar un cambio en sus Angeles Sangrientos. [...] A pesar de cualquier cosa que le deparara el futuro, el se juró a sí mismo que tomaría su venganza sobre el demonio Ka'bandha.



En principio se supone que Ka'bandha acude al Signum Cluster para intentar convencer a lo Sangrientos de que se unan a Khorne. Lucha contra Sanguinius, consigue derrotarlo pero no lo mata, en vez de ello hace una especie de sortilegio/maleficio que acaba con 500 marines espaciales, una especie de sacrificio. Desde entonces los Angeles Sangrientos tienen esa furia de combate que no tiene que ver con la Rabia Negra, su maldición genética, sino más bien con la Sed de Sangre típica que mantienen todos los Berserkers de Khorne.

Los Sangrientos están marcados, por eso se dice que son los más fieles, porque a pesar de esa lacra, luchan contra ella, no la esconden, se enfrentan a ella, y la vencen para servir al Emperador.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 18 de Diciembre de 2007, 23:21:34
yo pense que los mas fieles eran los puños imperiales...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Anfalas en 18 de Diciembre de 2007, 23:56:28
De todas maneras decir que en muchos de estos libros se emocionan y se inventan cosas (y no pocas), por eso muchas veces únicamente se toma como oficial lo salido en codex, reglamento y WD.

PD: Todos sabemos que la rabia negra es algo que surgió depués de la muerte de Sanguinius.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: malekhit en 18 de Diciembre de 2007, 23:57:54
De los tau se sabe que hay un lado oscuro. ES una raza esclavista, como podrian serlo los eldar oscuros, pero de otro modo. Solo tienes que ver los vespides o la existencia de campos de concentracion de humanos donde son castrados para evitar su proliferacion. Los tau buscan su bien supremo, y o te unes a ellos, o te machacan. Lo que ocurre con ellos es que 1º estan muy idealizados como buenos, 2º la gente no se quiere enterar o no se quiere creer que no lo son.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: AlraK en 19 de Diciembre de 2007, 00:45:02
pero este no era el juego en el que no habia ni buenos ni malos?? :P desde ese punto de vista, es ilogico plantear el lado bueno y el malo...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: malekhit en 19 de Diciembre de 2007, 00:53:15
pues eso, pero la gente se cree que los suyos son los buenos (imperiales y demas ralea) y que el caos y demas engendros los malos, cuando no es asi. Como bien dices, la gente deberia olvidarse de ver las cosas como buenas o malas, porque ese concepto en 40k es terriblemente difuso. Ahora bien, intenta apear del burro (sobre todo a los imperiales) de que no son tan buenos o no son hermanitas de la caridad que van repartiendo madalenas por ahi.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 19 de Diciembre de 2007, 08:11:32
De todas maneras decir que en muchos de estos libros se emocionan y se inventan cosas (y no pocas), por eso muchas veces únicamente se toma como oficial lo salido en codex, reglamento y WD.

PD: Todos sabemos que la rabia negra es algo que surgió depués de la muerte de Sanguinius.

No estoy de acuerdo. Eso se podría aplicar a todo, a cada mínimo cambio de un Codex a otro e incluso de una edición a otra. Por ejemplo, en el primer relato de la Herejía de Horus, Horus ni siquiera era un Marine, y es un texto que aparece por primera vez en el Slave to Darkness nada menos.

El trasfondo simplemente se va modificando poco a poco, pero porque te gusten menos las modificaciones que el nuevo trasfondo no significa que no valga.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Anfalas en 19 de Diciembre de 2007, 11:38:59
Muchas veces los que han hecho las novelas ni siquiera se han leido todo el trasfondo "oficial" de 40k... asi que tu mismo.

PD: Y dire que cosas como la corona némesis en fantasy o medusa V en 40k para mí nunca han ocurrido  ;D
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 19 de Diciembre de 2007, 12:49:08
No se, yo te creo, pero desde luego yo no manejo esa información. Si tu piensas que Alan Merret, escritor consumado de trasfondo de 40.000, y autor de los The Art of Horus Heresy no esta informado, vale.

Por otro lado, yo no estoy enterado de la política de Workshop, pero si pensaba que había un control bastante estricto en este tema, si tu sabes algo más dímelo, que me interesa. Pero dudo mucho que Workshop deje a los autores de la Black Library pasarse el trasfondo por donde yo me paso la esponja así sin más.

Y por último, lo que dices de Medusa V. Si tu quieres creer que eso no es trasfondo oficial, bien, te gustaba más el anterior o esa parte no te gusta, perfecto, pero que es trasfondo oficial, es impepinable, te guste o no.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Terradas en 19 de Diciembre de 2007, 13:10:58
Andy Chambers comentaba hace tiempo que una de sus novelas fue retirada porque no pasó el control de trasfondo... ahí es nada. Era una novela antigua no se muy bien de qué, porque solo le han publicado Survival Instinct.

El caso, que oficialmente, los libros oficiales de trasfondo de la Black Library, son justo eso, libros de trasfondo, regulados, revisados, y aprobados como trasfondo oficial. No es lo mismo que me digas que las cartas del juego dicen una cosa u otra, ahi uedes guardarte tus reservas sin reparo. Pero en unos libros en donde se ha aprovechado los dibujos (que si fueron revisados) para narrar toda la historia... pueees...

Concretamente el libro del Horus Heressy ha sido escrito por Alan Merret, pero en el equipo también han participado Graham McNeill, John Blanche y Sam Wood. Y lanza agradecimientos de colaboración a personas como Jervis Jhonson, Lindsley Priestley y Rick Priestley. Este libro es una de las joyas de la corona del Studio, igual que las novelas de la Herejía, que por poner un ejemplo, Falsos Dioses, el tomo II, ha sido escrito por Graham McNeill.

Y este tipo, Graham, no es que sea sólo un escritor, sino que además es miembro del equipo de Desarrollo del Studio, y ha participado en codex como el Tau, Cazadores de Brujas, Marines, Templarios y Necrones... digo yo que algo de trasfondo sí que hará. No ya leerselo... sino hacerlo...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 19 de Diciembre de 2007, 13:33:46
Andy Chambers comentaba hace tiempo que una de sus novelas fue retirada porque no pasó el control de trasfondo... ahí es nada. Era una novela antigua no se muy bien de qué, porque solo le han publicado Survival Instinct.

El caso, que oficialmente, los libros oficiales de trasfondo de la Black Library, son justo eso, libros de trasfondo, regulados, revisados, y aprobados como trasfondo oficial. No es lo mismo que me digas que las cartas del juego dicen una cosa u otra, ahi uedes guardarte tus reservas sin reparo. Pero en unos libros en donde se ha aprovechado los dibujos (que si fueron revisados) para narrar toda la historia... pueees...

Concretamente el libro del Horus Heressy ha sido escrito por Alan Merret, pero en el equipo también han participado Graham McNeill, John Blanche y Sam Wood. Y lanza agradecimientos de colaboración a personas como Jervis Jhonson, Lindsley Priestley y Rick Priestley. Este libro es una de las joyas de la corona del Studio, igual que las novelas de la Herejía, que por poner un ejemplo, Falsos Dioses, el tomo II, ha sido escrito por Graham McNeill.

Y este tipo, Graham, no es que sea sólo un escritor, sino que además es miembro del equipo de Desarrollo del Studio, y ha participado en codex como el Tau, Cazadores de Brujas, Marines, Templarios y Necrones... digo yo que algo de trasfondo sí que hará. No ya leerselo... sino hacerlo...


jaja, casi nada...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Anfalas en 19 de Diciembre de 2007, 13:46:42
Yo se lo que he leído en otros foros y la gente que se ha leído casi todos los libros y algunos en inglés dicen que en algunas de las novelas los escritores se emocionan o se inventan cosas.
¿O si ahora a uno se le ocurriera decir que Sanguinius era un demonio bueno en vez de un primarca (en japón era así hasta no hace mucho) sería oficial?
Lo que quiero decir es que hay cosas que siempre han sido de una manera y todos las conocemos, así que por mucho que alguien se haga un paja mental y le de por decir que es de otra manera nosotros sabemos que eso no es así.

Y por último, lo que dices de Medusa V. Si tu quieres creer que eso no es trasfondo oficial, bien, te gustaba más el anterior o esa parte no te gusta, perfecto, pero que es trasfondo oficial, es impepinable, te guste o no.

El anterior de qué? Si todo sigue absolutamente igual que antes de las dos campañas  ??? Para mi nunca han ocurrido porque fueron cutrísimas.

PD: Que conste que es solo mi opinion.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 19 de Diciembre de 2007, 13:57:36
Tu opinión tuya es, y esta muy bien. Pero si ahora a alguien se le ocurre decir que Chiquito es un Primarca, y lo publican en la black library es oficial. Si es que es así de sencillo.

Además, no es que venga yo en un foro y diga lo que se me ocurra y eso es oficial, cuando tu hablas de que "venga alguien y diga", estas hablando de la gente que hizo el trasfondo que tanto te gusta, y ya que es su obra, tendrán derecho a cambiarla, digo yo.

No creo que estemos discutiendo si te gusta o no, eso es tu opinión y me parece perfecto que para ti, cierto trasfondo no valga. Pero no te equivoques, lo que lees en la Black Library es tan oficial como cualquier Codex, y en muchos casos viene a sustituir lo que has leído en ellos.

Incluida la descripción de Sanguinius que tanto le "gusta" a karlitoz...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: karlitoz en 19 de Diciembre de 2007, 14:53:20
Sanguinius "Chueca version" rules!! ;D ;D:Totalmente de acuerdo con Miguel en lo que opina. Si yo invento una historia o trasfondo, por mucho que a tí te guste ¡Es mío! y hago lo que quiera con ello, incluído modificarlo o reescribirlo...esto es "asín" aquí y en Pekín. :)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Terradas en 19 de Diciembre de 2007, 17:30:32
Yo se lo que he leído en otros foros y la gente que se ha leído casi todos los libros y algunos en inglés dicen que en algunas de las novelas los escritores se emocionan o se inventan cosas.

Genial por ellos :)

Lo bueno que tiene 40K es que admite una gran y amplia variedad de trasfondo válido.
Sí es cierto que debes tener cuidado con algunas novelas, en donde a algunos escritores se les va la mano y hacen locuras. También es cierto que todas las novelas pasan la censura del trasfondo, al menos ahora. Aunque antes eran un poco más liberal con eso (por ejemplo en la Trilogía de Draco). Aunque normalmente eso fue escrito hace mucho. Otros por ejemplo, no tienen ni idea de lo que escriben ni de como funciona el 40k, como por ejemplo en la novela Deus Encarmine, aunque en principio ha pasado el corte del trasfondo oficial.

Y es que eso es una cosa, las novelas, cartas de Sabretooht y demás... donde pudes tener reservas. Y otra muy distinta son los libros de Trasfondo estilo Insignium Astartes, Liber Chaotica, Horus Heressy o Index Astartes. Estos libros han sido creados, no a modo de novela, sino a modo de libro de trasfondo de consulta, y se venden como eso, como libros de trasfondo de consulta, a través de la Black Library. Estos libros por lo general no sólo pasan el corte de trasfondo, sino que además suele haber alguien del Studio vigilando detrás o incluso escribiendolos.

Por lo general se puede diferenciar entre las dos cosas sin mucha complicación, pero en ambos casos, son escritos regulados por Games Workshop, que han pasado un corte, y que deben ser considerados trasfondo oficial porque provienen de una fuente oficial.


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¿O si ahora a uno se le ocurriera decir que Sanguinius era un demonio bueno en vez de un primarca (en japón era así hasta no hace mucho) sería oficial?

Mucho me temo que sí... que luego yo siguiera confiando en esta gente, o haciendo algo así con sus juegos pues mira... por eso gracias al Emperador tienen un comite de trasfondo en el studio y no se atreven a modificar mucho el trasfondo.

Sacas el ejemplo de japón. Sabes por qué Sanguinius era un "demonio" en Japón? Es simplemente por choque cultural. Allí no hay angeles, sólo demonios y seres de ultratumba, tanto buenos como malos. El trasfondo ha sido alterado para prevenir un choque cultural demasiado grande como para resultar un producto competitivo, pero se mantiene el núcleo del trasfondo. También es por ello que Games Workshop Japón prohibe el sacar ese trasfondo fuera de su país y por lo que sus codex y demás son tan valiosos. Aunque los tienes gratis en su web.


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Lo que quiero decir es que hay cosas que siempre han sido de una manera y todos las conocemos, así que por mucho que alguien se haga un paja mental y le de por decir que es de otra manera nosotros sabemos que eso no es así.

Pero es que hay cosas que nosotros "pensabamos que eran así" porque hace veinte años a alguien se le ocurrió decir que Leman Russ era el capitán de la Quinta Compañía de Lobos Espaciales, o que Horus era nadie, porque el duro era Huron Backhearth y su rebelión del Cuarto Cuadrante, lo más duro que había sufrido el Imperio...

El trasfondo evoluciona, y se adapta, poco a poco, lentamente, y se va asentando según se escribe sobre él. Hoy nosotros estamos viviendo una época dorada de trasfondo, ya que Games Workshop, debido al juego de cartas, ha decidido meterse de lleno en la turbulenta época de la Herejía de Horus (comenzada con los Index Astartes) y dejar de una vez por todas todo el trasfondo bien atado y decir de una vez quien era quien. A mi eso me parece bien, se pierde un poco de magia, pero se gana seguridad en el trasfondo y te explicas muchas cosas que ocurrieron entonces. Para ello Workshop utiliza los libros de trasfondo, las novelas de la serie especial de la Herejía, y algunas otras cosillas sueltas.

¿Cambia el trasfondo? En algunos puntos sí. Para mi los Ultramarines no habían entrado jamás en batalla en la Herejía. Ahora me entero que perdieron más de la mitad de la Legion en la batalla de Calth por la traición de los Portadores de Palabra. Bueno, pues mira, pierdo esa majestuosidad para convertir mi legion en algo más humano que tuvo que luchar sola y sin ayuda contra un enemigo que les superaba en número... olé por mis Ultras!

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El anterior de qué? Si todo sigue absolutamente igual que antes de las dos campañas  ??? Para mi nunca han ocurrido porque fueron cutrísimas.

Esto me duele... ¿Tu has jugado la campaña del Ojo del Terror? Porque creo que no eres consciente aun de todo lo que esa campaña representó, y afectó en general a todo el trasfondo que ha venido desde entonces, no sólo trasfondo, sino también a la lista de codex que han de ser revisados. Tras esa campaña, los grandes vencedores son los Tau, por lo que expandieron su imperio casi al doble, desarrollaron mucho material nuevo experimental y capturaron a las Vespides. El Caos no consiguió su objetivo, pero consiguió manchar al enemigo y por eso su codex son más renegados que otra cosa, y se creará un codex Mundos Demoniacos, porque ahora el Imperio atacará los planetas demoniacos del Ojo del Terror.

Los Eldar fueron otro de los grandes vencedores, recuperaron una Blackstone y además han recuperado una de las Espadas de Khaine en Belial IV. También han recuperado el mundo de Altansar y han aprendido a luchar unidos. Por eso su codex. Los Tiránidos ya han atacado el Segmentum Solar, y tuvieron que ser frenados por los Puños Imperiales. Pero lo más importante de todo, y parece que aun no os habeis dado cuenta, es que los Thorianos ganaron la campaña de Inquisitor, y su misión es desconectar al Emperador del Trono Dorado. También que la Voz del Emperador fue capturada por los Templarios Negros, y que Cypher se escapó de las garras de Abaddon...

Date tiempo, han pasado apenas tres años de esta campaña mítica y aun se le está dando muchas vueltas. Donde más se notará posiblemente sea en el futuro reglamento y en el codex de necrones y eldar oscuros, que vendrán fuertes. Aun así el trasfondo avanza lentamente. Sólo han pasado tres años...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 19 de Diciembre de 2007, 17:50:36

Esto me duele... ¿Tu has jugado la campaña del Ojo del Terror? Porque creo que no eres consciente aun de todo lo que esa campaña representó, y afectó en general a todo el trasfondo que ha venido desde entonces, no sólo trasfondo, sino también a la lista de codex que han de ser revisados. Tras esa campaña, los grandes vencedores son los Tau, por lo que expandieron su imperio casi al doble, desarrollaron mucho material nuevo experimental y capturaron a las Vespides. El Caos no consiguió su objetivo, pero consiguió manchar al enemigo y por eso su codex son más renegados que otra cosa, y se creará un codex Mundos Demoniacos, porque ahora el Imperio atacará los planetas demoniacos del Ojo del Terror.

Los Eldar fueron otro de los grandes vencedores, recuperaron una Blackstone y además han recuperado una de las Espadas de Khaine en Belial IV. También han recuperado el mundo de Altansar y han aprendido a luchar unidos. Por eso su codex. Los Tiránidos ya han atacado el Segmentum Solar, y tuvieron que ser frenados por los Puños Imperiales. Pero lo más importante de todo, y parece que aun no os habeis dado cuenta, es que los Thorianos ganaron la campaña de Inquisitor, y su misión es desconectar al Emperador del Trono Dorado. También que la Voz del Emperador fue capturada por los Templarios Negros, y que Cypher se escapó de las garras de Abaddon...

Date tiempo, han pasado apenas tres años de esta campaña mítica y aun se le está dando muchas vueltas. Donde más se notará posiblemente sea en el futuro reglamento y en el codex de necrones y eldar oscuros, que vendrán fuertes. Aun así el trasfondo avanza lentamente. Sólo han pasado tres años...

Oye Asgaard, si hay que insultar más a menudo a algún diseñador de Games Workshop para que empieces a soltar teorías tan insteresantes como las que acabo de leer, ¡¡¡¡no dudes en contárnoslo coño!!!!

Cuantas veces hemos discutido aquí lo del Codex del Caos? y el de los Eldar? Que si son rígidos, que si ahora un Codex Demonios, que con el nuevo Codex del Caos se pierde a nivel de trasfondo, que si la abuela fuma...¿¿¿¿¿donde has estado todo este tiempo?????

No puedo escribir más ahora mismo por la paralís, pero dame tiempo...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Anfalas en 19 de Diciembre de 2007, 18:18:51
¿Asgaard cuándo he nombrado yo la campaña del ojo del terror?  ??? ???
Yo he dicho medusa V de 40k y la corona némesis de fantasy  ::)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Gonfrask en 19 de Diciembre de 2007, 19:05:21
De nada por traducirlo... ;D
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 19 de Diciembre de 2007, 20:35:38
Yo es que ya lo entendía Gon  ;D
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Terradas en 20 de Diciembre de 2007, 00:25:26
¿Asgaard cuándo he nombrado yo la campaña del ojo del terror?  ??? ???
Yo he dicho medusa V de 40k y la corona némesis de fantasy  ::)

Ahhhhhh que las "dos" campañas te referías a Medusa V y la Corona... XD  fijate tu por donde que he pasado olímpicamente de las de Fantasy que nada aportan a la historia del juego y me he ido de cabeza a las de 40K que son las chulas :P

Y claro... la última Medusa V, y la anterior era el Ocularis
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 20 de Diciembre de 2007, 18:51:38
no obstante, no rebates nada de medusa V...  ;D
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 20 de Diciembre de 2007, 23:31:14
Algún sitio donde se pueda leer que ocurrió en la campaña esa de los Thorianos?
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Terradas en 21 de Diciembre de 2007, 17:09:16

Pues hasta hace poco podías leerlo en la página web de la campaña, la cual creo que ha desaparecido!!!

No se dice mucho sobre ellos, la verdad que lo cogieron con más ganas en la época, a la vez que se jugaban las partidas de 40K, epic y ghotic, podias mandar resultados de inquisitor, y allí ganaron los Thorianos, por eso les sacaron a ellos una ampliación.

Aun así trasfondo trasfondo concreto sobre lo ocurrido, muy poco.
Tienes un artículo sobre trasfondo posterior al ojo del terror  http://www.specialist-games.com/assets/inqeye.pdf
Y luego algo de trasfondo en la ampliación Thoriana http://www.specialist-games.com/assets/ThorianSource.pdf
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 21 de Diciembre de 2007, 23:36:12
Gracias ;)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Belo en 09 de Enero de 2008, 14:16:24
Bueno, volviendo a los ángeles... ¿Sabeís donde pódría encontrar trasfondo de éstos?

Desde hace unas semanas me he decidido a hacer un capítulo sucesor de ellos -tras leerme detenidamente las reglas que aparecieron en la White para adaptarlos a las nuevas reglas de 40- y estoy buscando libros, artículos, enlaces... para ir cogiendo trasfondo y aprender todo lo que pueda sobre ellos.

Además así podría crear el trasfondo de mi capítulo de una manera paralela y "lógica" a la de los Ángeles.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: laranabucanera en 10 de Enero de 2008, 16:38:54
Bueno creo que es algo injusto pero así es la inquisición ¿no?, pero a mi capitulo lo destrozan casi por completo, por coger dos cositas de nada del caos, y estos tipos de rojo se nada por la galaxia a lo dráculas y no les dicen nada, y para colmo son el capitulo que más nos odia? Dante tienes los días contados?

saludos.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: gorkab en 10 de Enero de 2008, 18:08:31
como duele...

la verdad es que no hay mucho trasfondo de los Angeles Sangrientos, aunque siempre se ha dicho (o por lo menos los chicos de rojo de la games) que los Angeles Sangrientos eran la niñita de Games Workshop...

si realmente lo fueran tendriamos mucha más información sobre estos.

Yo en su momento empece a buscar y plantear los possibles capitanes de las compañias etc. (ya sabeis, las ganas de tener un capitulo entero) aunque poca cosa encontré e información difusa. A ver si encunetro lo poco que tengo (y realmente es muy poco).

Si alguien tiene más información respeto a estos se lo agradeceria.

hasta pronto!
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Belo en 10 de Enero de 2008, 19:04:00
Sip estoy de acuerdo contigo, estaría bien que la gente fuera dejando por aquí los enlaces o las informaciones que tienen para ir completando más o menos todo lo recogido hasta la fecha de los Ángeles Sangrientos:

http://hometown.aol.co.uk/redwingproject/ba.htm (http://hometown.aol.co.uk/redwingproject/ba.htm)

http://en.wikipedia.org/wiki/Blood_Angels (http://en.wikipedia.org/wiki/Blood_Angels)

Y bueno lo que venía en la white para hacer de codex.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: malekhit en 10 de Enero de 2008, 20:50:40
total, los sangrientos son khornianos bebedores de sangre empedernidos y la inquisicion les tiene en gracia mas o menos no? jejeje
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Belo en 11 de Enero de 2008, 12:43:40
Jajaja mas o menos si, pero bueno si es asi a mi me gustan igual. Somos unos seguidores del EMPERADOR.

Pocos pueden decir que murieron al lado de él sin traicionarle, incluso habiendo sido seducidos por el misimo caos de forma tan directa.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 11 de Enero de 2008, 15:12:55
pero no estan impolutos :P (para merito lo de la 13ª de lobos juar juar juar)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Lyonesse en 11 de Enero de 2008, 18:57:18
Pues hace poco lei un post por aqui sobre al asalto a la tierra por parte de Horus, el post creo recordar iba realmente de las armaduras de termi y su evolucion, y me choco leer que fue un termi puño vainilla el que daño la armadura de Horus para que el Emperador posteriormente puediera matarlo, yo tenia entendido desde haces años, que ese merito lo consiguio in extremis Sanguinius, y fue su ultima accion, ¿no?, ¿o llevo viviendo una mentira toda mi vida?, por favor decidme algo¡¡¡¡
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: KeyanSark en 11 de Enero de 2008, 19:50:40
Bueno, más o menos...

En el relato superclásico que salió en la White Dwarf (escrito por Bill King), el EMperador está peleando con Horus con Sanguinius muerto a sus pies. COmo Horus es su hijo predilecto, el Emperador se contiene y Horus le destroza. Cuando el Emperador está medio muerto y HOrus va a darle el golpe final, entra un Terminator de los AS que ve la escena: Sanginius muerto y el Emperador a punto.

El Terminator se lanza al ataque disparando el bolter de asalto. Horus se limita a reirse y desintegrarle dentro de la armadura con un gesto de poder.

El Emperador entonces se da cuenta de que Horus ya no es su amigo. Que no queda nada de él allí, y no se contiene más. Reune todo el poder que le queda en una lanza de energía (el relato es mucho más épico que mi resumen, claro) y le fulmina. HOrus palma, y el Emperador está destrozado...

Entonces llega Rogal Dorn, y el resto es Historia.


Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 11 de Enero de 2008, 19:52:53
pa mi que fue sanguinius... lo del termi fue uno q, mientras se pegaban el emperador y horus y el segundo le acababa de dar una ostieja de las guapas al primero, fue corriendo todo motivado a por horus, horus se tiro un pedo y le mato; pero el emperador aprovecho ese instante pa darle una mano de ostias al capullo interestelar ese y murió

(vaya, contestaste mientras escribia... bueno, lo pongo igual q me ha quedado gracioso)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: KeyanSark en 11 de Enero de 2008, 19:54:35
Y yo pensaba que mi resumen era poco épico... joeerrr...  ;D

Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Belo en 11 de Enero de 2008, 22:11:49
Si como he leido por aquí fue Sanguinius quien hizo la brecha en la armadura de Horus que permitió al emperador acabar con él.

Y fue un termi AS el que intento salvar al emperador tras ver a su Señor muerto y al emperador tirado en el suelo en ese estado.

En definitiva VIVA LOS ANGELES SANGRIENTOS!!!!!!!!! si no fuera por ellos el caos abría ganado.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Lyonesse en 11 de Enero de 2008, 23:21:23
Aro, eso lo saben hasta los pitufos que estaban de botellon por ahi mientras los angeles de daban de yoyas con el ciento y la madre...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 12 de Enero de 2008, 00:43:15
y si no fuera por los puños imperiales y los cicatrices blancas... al menos en la defensa de terra, no hablo de la herejia en general
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Gonfrask en 12 de Enero de 2008, 01:52:11
En la Defensa de Terra destacar los Cicatrices y la ocupacion de uno de los Espaciopuertos, que consiguió aliviar el torrente de refuerzos que recibían los del Caos.
Sanguinius bueno, mato a un Devorador de Mundos solamente :P
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: KeyanSark en 12 de Enero de 2008, 09:47:44
Aro, eso lo saben hasta los pitufos que estaban de botellon por ahi mientras los angeles de daban de yoyas con el ciento y la madre...

Ya estoy leyendo la respuesta de Asgaard...

"Uy! Uy lo que me ha dicho!!"  ;D

Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 12 de Enero de 2008, 12:18:50
Si como he leido por aquí fue Sanguinius quien hizo la brecha en la armadura de Horus que permitió al emperador acabar con él.

Y fue un termi AS el que intento salvar al emperador tras ver a su Señor muerto y al emperador tirado en el suelo en ese estado.

En definitiva VIVA LOS ANGELES SANGRIENTOS!!!!!!!!! si no fuera por ellos el caos abría ganado.

No se donde lo habrás leído, pero segun el Art of the Horus Heresy, ni Sanguinius abre una brecha en la armadura de Horus, y si lo hace, desde luego no es gracias a ella que el Emperador vence a su hijo. Ese relato es trasfondo muy antiguo del Codex Caos 2ª Edición. Lo del exterminador AS tampoco es así, creo que es un escolta del Emperador, ni AS ni Puño Imperial.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Gonfrask en 12 de Enero de 2008, 12:56:28
Es un relato de la WD Miguel, y desde luego siempre se habia dicho que es a traves de la brecha abierta por Sanguinius que el Emperador vence a Horus. No sabia que lo hubieran cambiado  :-\
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 12 de Enero de 2008, 15:09:08
Lo han cambiado en el sentido de que en el relato de el combate entre ambos (bastante extenso y detallado) no se lee nada que sugiera q el golpe final del Emperador se hace efectivo gracias a la brecha abierta por Sanguinius. Sanguinius simplemente rechaza la oferta de Horus de unirse a su bando (a pesar de su gran amistad) y luego cae ante Horus.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Lyonesse en 12 de Enero de 2008, 21:34:00
Este hilo huele a herejia... estoy por darme de baja del foro y too...  :-X
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Belo en 13 de Enero de 2008, 11:48:04
 :'( Pues miguel tonces andaré equivocado. Aun estoy adentrandome en todo el trasfondo de 40k y ni mucho menos me veo a dia de hoy capaz de contradecir a nadie.

Pero lo de Sanguinius aparece también en la sección de trasfondos de aquí si no recuerdo mal. Así que se debería revisar y cambiar ahí también.  ;D
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 13 de Enero de 2008, 11:51:27
Pos tu no te cortes, que aquí nadie tiene la última palabra  ;)

Con respecto al trasfondo que has podido leer por aqui, como muy bien me corrigió Gonfrask esta sacado de un texto de una White Dwarf, osea, que es oficial y válido, pero el trasfondo va cambiando poco a poco con todas las novelas/libros de trasfondo/Codex/White Dwarfs que van apareciendo, es por eso que resulta realmente complicado estar al dia exactamente del trasfondo "correcto", porque hay que leer mucho de muchísimos sitios...así que ánimo  :)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 13 de Enero de 2008, 11:53:36
Ah, si estas interesado en la Herejía de Horus, en el foro de trasfondo tienes algunas recopilaciones que hice con las últimas versiones del trasfondo, los posts se llaman:

- La Gran Cruzada
- La Herejía de Horus

Ahí puedes leer el trasfondo nuevo medianamente ordenado.

un saludo
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Silas Err en 13 de Enero de 2008, 12:42:33
El transfond como bien dicho miguel va cambiado con los codex, ED y libros, por lo que no es que sea dificl saber cual es el "verdadero" es impsible, ya que puedes pensar que es elultimo que haya salido, pero tambien puedes pensar que lo que antes esta escrito es lo que tiene preferencia...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 13 de Enero de 2008, 14:31:22
Hombre, opino que si como dicen, hay un "comité de sabios" que esta encargado de ir validando trasfondo según vaya saliendo, entiendo por tanto que lo último siempre prevalece.

El problema es cuando nos encontramos con cosas como la brecha en la armadura de Horus. En el trasfondo antiguo, era gracias a esta brecha por la que el Emperador vencía a Horus, y en el nuevo, no dice nada contra la brecha en la armadura, pero no dice nada en ningún sentido, ni siquiera lo nombra, por tanto es de sentido común que si ni siquiera lo nombra es que ya no tiene ninguna importancia.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Belo en 13 de Enero de 2008, 21:02:23
miguel ya sabes... con el tiempo la historia se va modificando. Ya hace 10.000 años de aquello y está claro que el imperio está intentando desprestigiar a los ángeles sangrientos. Es por ello que no se nombra quien hizo la brecha que permitió al Emperador (que nos tenga en su gracia) pudo acabar con el traidor.

Como bien sabeis, y se habla aquí mismo... se duda de la posible "corrupción caótica" de los AS... así que no quedaría muy justificable ante el imperio y el resto de marines espaciales que se recordase la gran obra de sanguinius, ni su sacrificio.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Renato_Gaghiel en 13 de Enero de 2008, 23:09:15
Hasta cierto punto estoy deacuerdo con eso.

Lo que está claro es que con los años los de GW han tratado de convertir nuestro capitulo en algo distinto. Empezaron siendo un capitulo digno que luchaba contra una maldición y que,por tanto, era muy consciente de su humanidad y luchaba por aferrarse a ella. Con el tiempo han trato de convertirnos en un capitulo cada vez más oscuro y cerrado, con aires de corrupción y esas intenciones han hecho que borren los capitulos más clasicos de nuestro trafonso. Ya se duda, no solo de la grieta, sino que se narran historias de que la legión estuvo mancillada por deseo de Khorne o que Sanguinius fue vencido y humillado por demonos del mismo dios.

Total, chicos, que intentan arrebatarnos todo aquello por lo que nos unimos a este capítulo y no a otro. Pero...al menos por mi parte, seguiré luchando contra ese destino que GW nos quiere imponer ;-)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Gonfrask en 13 de Enero de 2008, 23:22:45
No estoy de acuerdo con eso Renato, de hecho a mi me parece que Workshop quiere mostrar cada vez mas a los Angeles Sangrientos como unos grandes heroes que deben luchar contra su terrible maldicion que cada vez va a peor. Si no fuera asi, Mephiston sería cada vez mas siniestro y salvaje pero no lo es, sigue siendo el ejemplo de superacion; Dante sería alguien sediento de sangre, pero no es asi.
Los angeles Sangrientos siguen siendo grandes paladines que arrastran una mancha (veremos como avanza la maldicion de los Wulfen en el proximo Codex Lobos igualmente)

Lo de la brecha, veremos si retorna cuando publiquen la novela correspondiente al Asedio de Terra, aunque claro, esa novela bien podria acabar con un "Y el resto es historia" cuando toque comenzar a relatar los hechos que ocurrieron en el mismo asedio y la muerte la Horus (espero que no)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 14 de Enero de 2008, 07:38:43
Mmmm yo vuelvo a estar de acuerdo con Gonfrask aquí.

Belo, lo de que el Imperio este tratando de desprestigiar pues es muy cuestionable, sobre todo si tienes en cuenta que lo que narra el Art of Horus Heresy muchas veces es en primera persona, no tiene nada que ver con un texto imperial que hable sobre algo que ocurrió hace 10.000 años...

Y sobre lo de los Ángeles, pues estoy de acuerdo con Gonfrask como ya dije en este post anteriormente. Precisamente, me parece un Capítulo que representa sobre todas las cosas la superación y el sacrificio, todo lo contrario a lo de los aires de corrupción.

saludos
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Lyonesse en 14 de Enero de 2008, 10:09:44
Bueno, aceptaremos hipopotamo como animal de compañia... pero estoy seguro de que a los iniciados que reclutan los AS les cuentan el relato verdadero, el del sacrificio de Sanguinius  y la brecha...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Belo en 14 de Enero de 2008, 13:04:21
A mi me lo contaron así Lyonesse  :P
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: lestat_bcn en 07 de Octubre de 2008, 08:48:28
Sanguinius abrió la brecha del cuello de la armadura de Horus por la cual el emperador le inmolo. Sanguinius tenia el don de la profecía, de ahí el sacrificio final que hizo y su grandeza. Sabia que iba a morir, pero que gracias a ello el Emperador acabaría con Horus. Fue ese pasaje el que me emociono y me hizo coleccionar Angeles Sangrientos. El resto son detalles que se dan en unos artículos y no en otros. Los Ángeles saben la verdad. 
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: KeyanSark en 07 de Octubre de 2008, 09:14:27
Trasfondo aparte (no añado nada porque lo habéis dicho todo), los AS han sido desde siempre uno de los "4 grandes" (AS, AO, LE y UM). La mayor cantidad de trasfondo, miniaturas y reglas que existe es para estos cuatro capítulos de la 1ª Fundación. En los viejos tiempos (1ª y 2ª Edición) los AS y los LE eran los que acaparaban mayor atención por parte de GW. Fue allí donde surgió todo el tema de la Rabia Negra y todas las características especiales de los AS. Con el tiempo, GW se ha ido "pasando" a los Ultramarines abandonando a los AS un poco. La verdad es que, siendo estrictos, de estos cuatro los que menos han ganado históricamente han sido los AO... Creo que son el capítulo con más potencial de todo GW (yo me enamoré de ellos desde que vi la histórica portada del "Space Marine v1") pero salvo por el Ala de Muerte y las Túnicas nunca han tenido nada realmente especial.

(http://images.boardgamegeek.com/images/pic19552_md.jpg)

Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Silas Err en 07 de Octubre de 2008, 09:33:00
La verdad es que, siendo estrictos, de estos cuatro los que menos han ganado históricamente han sido los AO... Creo que son el capítulo con más potencial de todo GW (yo me enamoré de ellos desde que vi la histórica portada del "Space Marine v1") pero salvo por el Ala de Muerte y las Túnicas nunca han tenido nada realmente especial.

En eso estoy de acuerdo contigo. Nunca han tenido "chucherias" y quizas por ello nunca han sido un ejercito de moda, la mayoria de la gente que los colecciona es por el gran transfondo e imagineria que tienen detrás.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 07 de Octubre de 2008, 12:08:03
Sanguinius abrió la brecha del cuello de la armadura de Horus por la cual el emperador le inmolo. Sanguinius tenia el don de la profecía, de ahí el sacrificio final que hizo y su grandeza. Sabia que iba a morir, pero que gracias a ello el Emperador acabaría con Horus. Fue ese pasaje el que me emociono y me hizo coleccionar Angeles Sangrientos. El resto son detalles que se dan en unos artículos y no en otros. Los Ángeles saben la verdad. 

Tambien se dice que fue un exterminador que andaba por ahi perdido... ¿o ese fue el que distrajo a Horus una centesima de segundo?
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Lord Borjado en 07 de Octubre de 2008, 12:33:26
Me suena esto último.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: KeyanSark en 07 de Octubre de 2008, 12:34:11
Tambien se dice que fue un exterminador que andaba por ahi perdido... ¿o ese fue el que distrajo a Horus una centesima de segundo?

De esta historia hay tres versiones

a) Cuando salieron los primeros Guardias Imperiales de plástico, se decía en la White Dwarf que fue un guardia imperial quien distrajo a Horus el tiempo suficiente para que el Emperador le sacudiese. Creo recordar que era Ollanium Pius, y es un Martir del Imperio reflejado en las banderas de la guardia de la época.

b) Cuando Bill King noveló el fantástico relato de la batalla final, fue en efecto un Terminator de los AS el que carga contra Horus al ver muerto a Sanguinius. Horus le desintegra sin pestañear y el Emperador se da cuenta de que Horus ya no es el que conocía y contraataca con todo su poder.

c) La misma historia, solo que ahora es un Custodio en vez de un AS el que muere a manos de Horus. Esta es la versión que aparece en The Art of the Horus Heresy, y la que seguramente veremos en las novelas.

Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 07 de Octubre de 2008, 12:59:11
tendria que haber sido un GI... asi podrian decir que han hecho algo util  ;D
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Lord Borjado en 07 de Octubre de 2008, 14:13:26
Eeeeehh!
Ni un pelo te pases con la GI, ein? Que somos los que nos comemos los marrones cuando no hay marines cerca, y eso es la mayoría de las veces.
Amenazo con abrir mi propio cry sobre guardias imperiales... ;D
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: KeyanSark en 07 de Octubre de 2008, 15:00:26
tendria que haber sido un GI... asi podrian decir que han hecho algo util  ;D

Morir por el Emperador es el deber de todo ciudadano del Imperio. Eres educado para eso desde que naces. Desde ese punto de vista, la GI siempre ha hecho cosas útiles.


Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 07 de Octubre de 2008, 19:03:52
Por el Emperador nos retiramos
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Suber en 09 de Octubre de 2008, 09:06:04
   En la línea de lo que se ha estado diciendo, Keyan tiene razón, cuando salió la segunda edición desarrollaron mucho a los Ángeles Sangrientos y les dieron mucha vidilla. En el Reglamento (o en el Manual de Equipo) venía un texto que, además de lo de la brecha en la armadura de Horus, contaba que Sanguinius es el único Primarca que tiene templos dedicados por todo el Imperio en gratitud por su sacrificio, y que además tiene una festividad propia, el Día de la Sanguinala, que se celebra en toda la galaxia.
   Luego publicaron (creo que salió en una WD, pero no me acuerdo del número; como referencia segura está en el primer libro Ordo Malleus Dixit) el relato de cómo Erasmus Tycho sucumbe a la Rabia Negra y, entre sus visiones de Sanguinius, está concretamente la herida que le causa a Horus.
   Con el tiempo lo han ido matizando. El Index Astartes ya no lo menciona expresamente, sólo dice algo así como que su sacrificio permitió al Emperador derrotar a Horus. La narración de la Guía Ilustrada de la Herejía no dice nada. Sólo se muestra al Emperador entrando en la sala y viendo a Sanguinius muerto. Se oficializa el dato del custodio que distrae a Horus y se dice que ese momento le da al Emperador un respiro y que gracias a él reúne sus fuerzas y le asesta el golpe crucial.
   Ahora, si bien es cierto que eso no contradice lo de la brecha de Sanguinius, el mero hecho de que no se mencione ya es bastante significativo...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: KeyanSark en 09 de Octubre de 2008, 10:42:36
Bueno, GW siempre ha jugado con una baza importante para justificar sus inconsistencias: "los registros imperiales borrados o mal mantenidos" y "la leyenda dice que..."

Y es que 10000 años dan para mucho, si lo queremos racionalizar :)


Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 09 de Octubre de 2008, 19:34:40
Con el tiempo lo han ido matizando. El Index Astartes ya no lo menciona expresamente, sólo dice algo así como que su sacrificio permitió al Emperador derrotar a Horus. La narración de la Guía Ilustrada de la Herejía no dice nada. Sólo se muestra al Emperador entrando en la sala y viendo a Sanguinius muerto. Se oficializa el dato del custodio que distrae a Horus y se dice que ese momento le da al Emperador un respiro y que gracias a él reúne sus fuerzas y le asesta el golpe crucial.
   Ahora, si bien es cierto que eso no contradice lo de la brecha de Sanguinius, el mero hecho de que no se mencione ya es bastante significativo...

El nuevo trasfondo lo omite porque si leeis el texto de la batalla final contra Horus, l Emperador hubiera podido con el desde el primer momento. Simplemente le daba pena acabar con su hijo más preciado y se resiste hasta el final pensando que aún queda algo de humanidad en Horus. Es cuando Horus destroza al Custodio que el Emperador se da cuenta de que Horus está perdido y termina el combate. Lo de Sanguinius es un sacrificio inutil, hermoso pero inutil.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Percebe en 10 de Octubre de 2008, 02:34:05
Creo recordar que aquel épico relato estaba en una de las primeras WD, por la 9 o así, era un relato con una épica brutal que me dejo alucinado, lo leí muchísimas veces, pero no recuerdo que se comentara lo del exterminador que distrajo a Horus, lo que si se cuenta es como Sanguinius, estaba volando esquivando los ataques de cuchillas de plasma de Horus y se fijo en que la armadura de este estaba rota por el cuello y se la clavo en plan torero "asta la empuñadura" luego vino el Emperador y ya sabemos lo que pasa. Lo de que el agujero abierto por Sanguinius solo se comentaba como que... "decían que ese agujero le permitió al emperador acabar con Horus" se decía en todo de rumor o leyenda tampoco deja nada claro.

Lo del exterminador debe ser bastante antiguo porque también leí un relato en el que se contaba que en honor a ese pobre termi que se sacrifico, fundieron la armadura del emperador y cada Cruz terminatus que llevan los exterminadores en el brazo izquierdo lleva un pequeño fragmento de dicha armadura.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: KeyanSark en 10 de Octubre de 2008, 08:44:57
exterminador que distrajo a Horus, lo que si se cuenta es como Sanguinius, estaba volando esquivando los ataques de cuchillas de plasma de Horus y se fijo en que la armadura de este estaba rota por el cuello y se la clavo en plan torero "asta la empuñadura"

Estas seguro de eso???  ???

No me suena de nada. Creo que tengo el relato en inglés por aquí. Lo subiré al foro si puedo.


Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Gonfrask en 10 de Octubre de 2008, 08:47:08
Mmmmm...me suena eso de que Sanguinius ataco a una fisura que Horus tenia en la armadura del cuello, pero que fue su ultima accion, ya que fue un Suden Death de esos
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: gorkab en 10 de Octubre de 2008, 08:48:28
Pues tampoco me suena, aunque reconozco que de las 1as WD tengo muy pocas y esta es una

si los DOS pudieseis subir vuestros sendos trasfondos os lo agradeceria :D
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: KeyanSark en 10 de Octubre de 2008, 09:10:55
Aqui está el relato de Bill King, en glorioso alto gótico. Recuerdo que lo traduje integramente hace años, pero esa traducción no sé dónde estará...

http://www.librarium-online.com/forums/archive/index.php/t-14810.html

Citando esa parte...

The Warmaster bestrides the body of a broken angel. Behind him the tortured Earth fills the viewport, a bauble for Horus to sieze with one clawed hand. Corpses of massacred marines lie everywhere.

Face glowing with internal bloodlight, Horus speaks. "Poor Sanguinius. I offered him a position of power in the new order. He could have a seat at the right hand of a god. Alas he chose to align himself with the losing side."

The Emperor stands transfixed, trying to force frozen words from his tongue. In the end he can only wisper; "Why?"

Mad laughter rings out. "Why? You ask me why? Have all those millennia tought you nothing? Weak fool, your timidity prevented you from binding the forces of Chaos. You shied away from the ultimate power. I have bound it to my will and will lead humanity into a new age. I, Horus, Master Of Chaos."

Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: KeyanSark en 10 de Octubre de 2008, 09:15:55
Y aquí está el asalto a Terra

On the thirteenth of Secundus, 30,014, the barrage bombardment began. From orbit the Warmaster's ships laid down an unrelenting missiles and deadly energy beams. The aim was to cripple the defences around the Emperor's Palace and make possible a massive invasion of Earth. The lunar bases had already fallen and the defending fleets had been scattered. On Mars, as across the entire vast Imperium, bitter civil war raged.

On countless worlds blood-mad warriors clashed. Some had pledged loyalty to the Emperor. Others had sworn fealty to Warmaster Horus, and, through him, to the dark powers of Chaos. The Emperor's realm was in turmoil and some of the greatest battles in human history were being fought. On the hive-world of Thranx over a million warriors died in a single day on the killing fields of Perdagor. On the blazing deserts of Tallarn, at the Ka'an Salient, fifty thousand tanks clashed in the greatest armoured action of all time. During the spacedrop on Vanaheim three hive-cities were depopulated by rebel forces as a warning against resistance and still the defenders fought to the last man.

Like a cancer the Heresy infected the entire structure of the Imperium. Everywhere brave men gave up their lives to try and excise that cancer. It was on Earth, at the very heart of humanity's realm, that the fate of the galaxy was to be decided. In those last days, the sky was black with dust clouds and the earth was split by gigantic fissures. Tectonic plates shifted under the stress of the bombardment. Mountain chains shivered and seas evaporated and became salty deserts. Rains of blood and ash dripped from the dark sky.

Everywhere oracles muttered evil portents and men went mad with fear. Hideously twisted ships full of the lost and the damned hung in orbit over the ravaged world. Shielded from the devastation by the cunningly wrought defences of the Adeptus Mechanicus a pitiful few stood ready to repel the invaders.The embattled remnants of the Emperor's army were desperately trying to hold out until reinforcements arrived. The Emperor himself oversaw the defence of his fortress-palace, personally commanding the Adeptus Custodes, his elite guard. He was accompanied by Sanguinius, white-pinioned Primarch of the Blood Angels and his Chapter of Space Marines. In the palace grounds stood the stalwart Adeptus Arbites.The palace was not the only bastion of resistance. There were others; each an awesome fortified city filled with dauntless soldiers. Beneath their Fortress/Monastery, grim-visaged Rogal Dorn led the stern Imperial Fists in final prayers. Within the armoured

factory complexes of the Adeptus Mechanicus, techpriests put aside their tools and girded on the fearsome weapons of their order. In the rubble of burned-out hab-areas Primarch Jhagatai Khan mustered the White Scars, the Chapter of Space Marines he had personally instructed in the art of lightning warfare. Three full Titan legions stood ready to defend their Emperor.

As the earth shuddered under the bombardment, tank divisions roared across the tortured landscape to take up their position against the coming invasion. Brave men checked their weapons and offered up last prayers. Defence lasers swivelled to face the turbulent threatening sky. Suddenly, the night was streaked by the plasma contrails of drop-pods. Within the Emperor's halls even the Space Marines shuddered knowing that they would soon confront their lost and damned brethren.

The terrifying prospect of facing those corrupt Primarchs who had sold their souls to Chaos filled every man's mind with indescribable horror and dread.The pods touched ground and from them erupted the mightiest Champions of Chaos, the renegade Space Marines of the lost Chapters. These were no longer the fine human warriors of legend but twisted creatures, bodies warped by the energies of Chaos, minds twisted by their devotion to the dark powers. If what had happened to the Space Marines was bad then what had happened to their Primarchs was worse. They had been created higher in the Emperor's esteem and had fallen further.

None of their former comrades would have recognised them - they had been transformed into creatures both daemonic and exultant.

Mighty Angron bellowed orders to his blood-drinking followers, the World Eaters. Brandishing his great runesword he led them against the defenders of Eternity Wall Space Port. Around his red-armoured followers bolter shots whined. Unflinchingly they advanced, determined to spill blood for the Blood God. At Mortarion's soft-spoken command the Death Guard emerged silently from the festering cocoons of their drop-pods and advanced on their terror-stricken foes. The dread runes on Mortarion's scythe glittered eerily in the night as he gestured for them to advance.

Magnus the Red glared triumphantly about him with his one watchful eye before ordering the mage-warriors of the Thousand Sons to cast their spells of doom. A hail of deadly bolter shells cut down dozens of the Emperor's Children. Undeterred, the wounded howled with pleasure at the experience and chanted the praises of their Primarch Fulgrim. The Renegade Space Marines surged forward to carve a path through their foes.

Perhaps some defenders went mad with fear. Perhaps the corruption of Chaos ran deeper than anyone suspected. Perhaps some were foolish enough to think that they could negotiate with the ultimate enemy. Whatever the reason one last vile treachery was to take place. Many units of the Imperial army that had pledged loyalty to the Emperor turned blasphemer even as the Traitor Space Marines made their drop. It was almost as if it were a pre-arranged signal. In one of the basest acts of betrayal in humanity's history they turned their weapons on their brother warriors and cut them down like dogs. Thus did the Lions Gate Space Port fall to the rebels. As the heretics chanted and howled their mad prayers, the air shimmered and slavering daemons emerged from the warp to spread terror and dismay.

Then indeed did it seem to the defenders that they were living in the last days of mankind. Huge bat-winged Bloodthirsters swept triumphantly across the weeping skies. Clawed Keepers of Secrets danced lasciviously on piles of corpses. Great Unclean Ones chuckled as they lumbered through the ruined streets spreading trails of filth and slime and disease. Enigmatic Lords of Change perched atop the towers and statues and supervised the coming of Chaos to the heart of the world.

Mighty ships began the descent from orbit, hoping to overwhelm the defenders by sheer weight of numbers. Unlike the drop-pods these presented fine targets for weapons of the defenders. And thus did the battle lasers blast many renegade ships from the sky, sending thousands of tons of fused metal death down onto the ground below. One giant craft span out of control and crashed into a hab-unit, killing a hundred thousand people. Another was welded to the ground, disgorging its passengers into a lake of bubbling tar and plas-crete. The vessel of the Warped Dogs was vaporised and that Titan Legion's name passed into history. As quickly as they disembarked the Traitors surged forth from the space ports to besiege the bastions of the defenders. Their first objective was to silence the lasers inflicting such casualties on their comrades. The rebels were met by a wave of Imperial defenders, desperate men who knew that they were giving their lives for their home and their Emperor.

In the tightly packed streets around the space ports the fighting was close and deadly. Bolters chattered and missile launchers delivered cargoes of death from building to nearby building. Traitor tanks rumbled through the avenues, turrets swivelling to bring weapons to bear on the hastily improvised barricades of their former comrades.

Soon the defenders of Eternity Wall Space Port had been swept aside by the merciless assault and the hordes of the Warmaster were in total possession of the spacefield. More and more intricately wrought dropships descended from orbit. They towered over the landing ground like nightmare skyscrapers. The dark runes on their sides glowed evilly in the gloom. Hundred-metre high doors opened in their kilometre long sides. From their red depths Titans, ten times the height of a man, emerged. They were warped giants; the armour of their carapace fused and moulded into new shapes by the power of Chaos. Within them were men melded to their machines. Some of the hideous Titans had strange and potent weapons, others were a bizarre hybrid of the organic and the machine. Metal tentacles lashed, spiked tails whipped back and forth. Engines roared like the voices of angry beasts. Banners fluttering, the Titans of Storm Lords and the Flaming Skulls legions marched forth. At Lions Gate Space Port the traitors welcomed the towering black war engines of the Khornate host. Minotaurs and trolls and cultists seethed like angry ants around their bases.

Reinforced by this fresh wave of troops the hordes of Horus swept on, driving through the exhausted and demoralised Imperial troops to the very walls of the Emperor's palace. Khornate warriors mounted on bestial daemonic Juggers raced towards the marble and steel outer ring. Hordes of horn-headed Tzeentchian disc riders soared on the wind, bolts of mystic power erupting from their clenched fists to rake the defenders. Slaaneshi beast riders swept aside the Imperial Guard infantry and reached the Satumine Gate.

Round the walls bitter fighting ensued as the Imperials sallied forth, trying to drive the attackers back before the main body of the assaulting troops arrived. Men died in their thousands. From pillbox emplacements in the palace walls Imperial gun crews rained death down on the relentless attackers. Again and again the streets outside the palace were swept clear of heretics. Again and again new foes stepped forward to take their place.

Now indeed it seemed the tide of battle had turned against the Emperor. The space ports were firmly in the grasp of the minions of the Warmaster. Hundreds of thousands of troops poured down from orbit. Goatheaded beastmen, gibbering mutants and hideous amorphous Chaos Spawn surged out of the dread ships. Under the banner of the great eye, the sign of Horus, the lackeys of the four Great Powers of Chaos marched united. Mounted on Rhinos, lurking within mighty Behemoths and clinging to the sides of gigantic war engines they made their way en masse to the Emperor's palace.

Looking down on the seething sea of foulness the defenders' hearts went cold. Mingling with the daemons and the mad-eyed cultists, the trolls and the beastmen they could see heretical Space Marines and traitor Guardsmen. These were people they might have once fought alongside, who had once been as loyal to the Emperor as themselves. They looked upon a dark mirror of their souls. Down there they could see martial honour become berserk madness, human cleverness become sly treachery, hope become foulness and love become abominable lust. The brave men on the walls knew that there was no way out. Here they must stand and fight and die. There would be no mercy from those below. This was a war where there could be no honourable peace. It was destroy or be destroyed.

For a moment all was silence, then Angron strode forth. In his brazen voice he demanded that the loyalists surrender. He told them that their cause was hopeless, that they faced a foe who could not be defeated. They were cut off, outnumbered, and defending a ruler too weak to be worthy of their loyalty. In that moment the men on the walls felt their resolve weaken. Looking at the transformed face of the Primarch who had been one of the Emperor's finest warriors, they saw an invincible, relentless foe backed by a numberless horde and all the daemonic might of Chaos.

There was a clamour on the walls as Sanguinius and the Blood Angels arrived. Standing on the wall, the angel winged man glared on Angron with angry contempt. For long moments their gazes locked. Each Primarch seemed to be measuring the other, searching for chinks in the armour, for any sign of weakness and lack of resolve. Who knows what they saw there? Perhaps they communicated telepathically, brother Primarch to brother Primarch. The truth will never be known. Eventually Angron turned and walked back to his lines. He told his troops that there would be no surrender; they should kill everyone they found within the palace. No stone should be left upon stone.

With a roar the horde advanced towards the walls. Great Lords of Battle lurched forward on iron wheels, crushing anything in their way, unloading racks of missiles and turning the area on the top of the walls into blazing storms of death. Doom burners sent tongues of superheated metal licking out at the emplacements. Molten brass filtered through the windows and scalded those inside. Multi-tracked Cauldrons of Blood squirted jets of obscene daemonic ichor onto the defenders. Enormous fleshhounds of Khorne loped forward in their wake. Titans armed with specially constructed siege weapons lumbered into position. Battle cruisers dropped megatons of explosive death onto the defenders.

Every loyal warrior knew that he was already dead; that there was no way he could survive the coming of the daemonic army. The soldiers fought with the desperate ferocity of hopeless men, firing until their weapons were empty, snatching up the bolters of the fallen, and facing monsters with the butts of their guns when all ammunition was exhausted. Three times the horde managed to scale the walls, and three times it was driven off by the valiant efforts of Sanguinius and the Blood Angels. Wearily the Primarch marshalled the defenders, rallying the broken, speaking words of comfort to the mortally wounded, fighting with cold, implacable fury when he was called upon to do so. Slowly though, despite his efforts, the Chaos forces managed to erode the defence. They seemed numberless as the grains of sand on a sea shore and Horus spent their lives carelessly.

Outside the walls Imperial forces frantically raced from their bastions to try and relieve the palace. Titan legions boldly cut their way towards the centre of the rebel army. The Whitescars harried its flanks. No attempt to break the rebel line succeeded. Breaking through that blood-mad horde was a near impossible task. All four of the daemonic Primarchs inspired their followers to feats of Fiendish bravery. For every Chaos warrior who died it seemed two more stood ready to take his place.

In orbit the Warmaster watched approvingly. If the palace fell and the Emperor died loyalist legions across the galaxy would lose heart and the war would be over. Without the psychic shield of the Emperor's power, humanity would swiftly fall prey to Chaos. Horus would stand triumphant amid the rubble of humanity's greatest empire. He would become a new and angry god. If he did not win soon reinforcements would filter in from the corners of the Imperium, and his attack would falter. For the Warmaster this was the desperate ultimate gamble. Everything was staked on this attack. It had to succeed, and at that moment it looked as if it might.

Day by day the siege wore on, casualties rose from the thousands to tens of thousands to hundreds of thousands.

Bodies had to be bulldozed from the access-ways to the Saturnine Gate by war machines. Chaos Titans blazed at the walls, specially constructed missiles ripping great chunks from the masonry. The Titans of the Fire Wasps answered their fire with volcano cannons. The smell of burning flesh filled the air as the corpses of the dead were incinerated in funeral pyres a hundred foot high. Obscene ash parched the throats of the defenders. The World Eaters built a pyramid of scorched skulls sixty foot high in Temple Square. By night the chants of degenerate cultists echoed through the streets and daemons flitted among the ruins of Earth.

Slowly, foot by torturous foot, the defenders were forced back. The great walls of the palace were riddled with hundreds of kilometres of bulkheads and corridor. Within this maze hand to hand fighting ensued till entire sections of passage were filled with bloated corpses. Feeling progress was too slow, Horus ordered Titans of the Death's Head Legion to demolish entire sections of the wall. Despite taking tremendous casualties the great Warlord Titans broke through, and the forces of the Warmaster flooded into the palace grounds.

While all this was taking place Jhagatai Khan had implemented a change of plan. Rather than throwing away his forces against the near invincible bulk of the main Chaos army he launched a lightning raid against Lions Gate Space Port. This night attack was spearheaded by the shaven-headed warriors of the Whitescars, who led the remnants of the 1st Tank Division and elements of the surviving Guard armies against the surprised heretics. Khan threw a defensive perimeter around the space port and held it against all counter-attacks. The flow of men and materials towards the palace was halved at a stroke.

This success gave heart to the defenders. They swiftly attempted to seize Eternity Wall Space Port but here the forces of the Warmaster were better prepared. The attackers were ambushed and driven back by traitors. Horus knew it was imperative to keep his beachhead secure. The final push on the inner palace had begun.

The battle raged across the grounds of the Inner Gardens. What had once been a vast parkland was swiftly turned into a killing ground. Men used statues for cover and monuments for bunkers. Blood swirled in the waters of the ornamental lakes. Groves of ancient redwoods burned. The smell of the burning mingled with the acrid odours of weapons and engines and death. Red-eyed, snatching sleep when they could, both sides fought a total war. Trenches were hurriedly excavated in the meadows. Snipers killed men as they tried to sip brackish water from the ruined fountains.

Both sides fought with unimaginable naked ferocity. Both sides sensed the end was near.Eventually Sanguinius was forced to retreat to within the palace itself, personally holding the Ultimate Gate against the oncoming horde while the last of his wounded men was carried through. Just as the giant ceramite gate was about to close a Bloodthirster of Khorne leapt upon him. The daemon's huge talons closed around his throat. Sanguinius took to the air. Angel and daemon wrestled over the warring armies. Both sides halted for a moment to watch the titanic struggle. It was a conflict such as has been rarely seen; two beings of awesome power wrestled.

Sanguinius was weary and near the end of his strength and the daemon gouged great wounds in his flesh. The heretical throng roared its approval as the Primarch was cast to the ground, the impact splintering the granite. For a moment the Primarch lay still and a groan rose from the Blood Angels, the daemon stood over him and howled in exultation. Then slowly and painfully the Blood Angel rose and seized the creature, raised it high and broke its back across his knee. Then with a halo of power playing round his head he tossed its broken carcass back amid its followers. They beat their chests and rent their hair and wailed in dismay as the Ultimate Gate shut.

The great Sky Fortress bore Rogal Dorn and the remnants of the Imperial Fists to the inner palace. The loyal old general was determined to stand and die with his Emperor in the final hour. The Sky Fortress raced away from the palace in a desperate attempt to reach Jhagatai Khan and return him to the palace. It was destroyed by a blaze of fire from the Death's Heads Titan Legions. Even in death its commander wrought havoc on the enemy, bringing the crippled vehicle down into the centre of the Chaos Horde. It seemed as if a new sun was born on Earth as the plasma reactor exploded, blasting out a crater three kilometres across. Those within the palace knew they were cut off; now they were truly alone. Only a miracle could save them.

Now the final siege began. Through great breaches in the outer walls more and more armaments and reinforcements were brought to bear. The Warmaster himself prepared to teleport down to the surface and supervise the destruction of his former lord. Then a daemon from the Warp whispered to him the words that he had dreaded.

A loyalist fleet under Leman Russ and Lion'el Johnson bearing a fresh army of Space Wolves and Dark Angels was only hours away. It would take days to break humanity's last citadel, even with Horus leading his troops. It seemed that time had run out for the Warmaster, that his gamble had failed.

Horus was first among the fallen, with the power of a god and the cunning of a daemon. He resolved to try one final desperate gambit. He could still kill the Emperor. He ordered all comm-net communications blocked so that the defenders would get no word from their rescuers and then he used his psychic powers to the full to prevent the Emperor becoming aware of this. Finally he dropped the shields of his command ship. It was an invitation and a personal challenge that he knew the Emperor could not resist. He was being offered a chance finally to smite the foe who had harried him for so long.

The Emperor rose to the challenge, and he and his surviving Primarchs teleported aboard the Warmaster's battle barge. Horus used his powers to separate the Emperor from his loyal followers. The loyalists were transported to different spots within his hideously altered ship. Sanguinius he had brought directly to his throne room. In his evil cunning the Warmaster offered the Blood Angel a chance to switch sides, reasoning that the winged Primarch's followers would be useful when the Space Wolves and the Dark Angels arrived.

Sanguinius refused. Horus grew wrathful and attacked him. At the peak of his powers the Blood Angel would have been no match for the Warmaster and now, sorely wounded and weary he had no chance at all. Horus strangled him with his bare hands before the throne the Powers of Chaos had gifted him with.

The Emperor found Horus shortly after this and what happened next is the subject of legend. The two mightiest beings in the history of mankind clashed. They met blade to blade, power to power, mind to mind and tested sinew and psychic power to the ultimate.

Behind Horus was the massed power of the Chaos Gods. The Emperor stood alone and still he triumphed, although he was terribly wounded in the process.The psychic shock wave of the Warmaster's passing rippled outward through the warp. On Earth, daemons screamed and vanished, and the rebel Primarchs stood dumbfounded. It was their leader, not their enemy's, who was dead and they knew it. With the one who had raised the banner of rebellion dead, there was nothing to hold the rebels together. They were demoralised and dismayed. When word of the oncoming Imperial fleet reached them they knew that they must flee.

Within the perimeter of Lions Gate Space Port. Jhagatai Khan and the handful of unwounded Whitescars watched in amazement as the horde halted in confusion then retreated. Angron, Fulgrim, Magnus the Red and Mortarion led their men to their ships and departed, leaving the deluded, traitorous followers of Chaos to their fate. As he stepped aboard his ship Angron turned and shook his fist at the glittering dome of the Imperial palace that had proved just out of his taloned reach. Then he shrugged; he and his fellow rebels had all eternity to seek revenge.

The Battle for Earth was effectively over. The Horus Heresy was ended.

Rogal Dorn found the Emperor's broken body in the ruins of the Warmaster's throne room. Through mangled lips the Emperor whispered instructions for the creation of his golden throne. Dorn smiled, for while the Emperor still lived there was still hope. The old general returned to Earth. There was much to be done

Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: gorkab en 10 de Octubre de 2008, 10:27:47
me he quedado a mitad de relato, que estoy en el curro y aquí saben q mirare ua pantalla meida hora seguida NO es trabajar :D

realmente siempre me encantó este relato, me encantaria poder recrear una partida de estas proporciones.  Bueno, adeptvs hizo algo parecido en una megabatalla pero al revés, que envidia, yo tengo que jugar conmigo mismo las apocalipticas XD.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Suber en 10 de Octubre de 2008, 10:50:23
     Creo que tengo ambos textos en español, pero en casa, y allí no tengo internet. Es que sólo me conecto desde el curro (Shhhhh... ;D). Si no los habéis puesto a lo largo del finde, el lunes a ver si los traigo y los pongo
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Terradas en 11 de Octubre de 2008, 00:08:36
Intentaré traducirlos...

como dato curioso anecdótico... Workshop va de rojo porque el warhammer 40.000 2ª salía con angeles sangrientos en la portada. Se organizan internamente como un capítulo de marines (los staff siguen el entrenamiento básico marine, hasta alcanzar el grado de devastador, por ejemplo, aunque creo que esto lo están cambiando).

Ahora no sé si en otros paises están cambiando el color del polo (sé que no es rojo, pero mi memoria no me deja recordar qué color tenían...)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Renato_Gaghiel en 11 de Octubre de 2008, 17:15:06
Que siguen el entrenamiento basico de los marines? Explicame eso, que no entiendo que quieres decir....
Se que se organizan como un capitulo, pero eso del entrenamiento no sabia nada.
Claro, como aqui en canarias no tenemos ninguna tienda GW....
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Percebe en 12 de Octubre de 2008, 20:43:00
... aquel épico relato estaba en una de las primeras WD, por la 9 o así, era un relato con una épica brutal que me dejo alucinado...

Confirmado, en la WD 9 pagina 25 hay un articulo de la compañía de la muerte(WD 55 tiene un índice donde te indican todos los artículos aparecidos hasta ese numero de 40k) donde esta el relato que comentaba en el mensaje anterior, ahora bien el problema es que no tengo dicha WD, una pena, aquel relato era buenísimo, lo que daría por poder leerlo otra vez más.

Por cierto ¿Qué es lo que mato Sanguinius? ¿un devorador de almas o un gran devorador de almas? ¿no son lo mismo?
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 12 de Octubre de 2008, 21:43:17
O un principe demonio de khorne...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Terradas en 12 de Octubre de 2008, 22:05:16
Realmente el relato está en la página siguiente :P  Y me gusta más el puño de acero, el siguiente artículo a este XD

Me habeis pillado en un momento gracioso, os he escaneado las cuatro páginas (quitando publicidad) y las he metido en un PDF de 2,20 Mb

Lo he subido a Rapidshare: http://rapidshare.com/files/153386739/WD9-DeathCompany.pdf.html

Suerte.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Gonfrask en 13 de Octubre de 2008, 01:03:04
A Sanguinius lo mato Horus :P
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Milú el Bárbaro en 13 de Octubre de 2008, 01:09:24
yo tambien lo lei mal la primera vez. Pregunta "a quién mató sanguinius", no quien le mato. (vamos, el bicho ese que le pego la rabia... para que digan de los lobos oye)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Darius en 13 de Octubre de 2008, 01:22:19
Citar
A Sanguinius lo mato Horus

halaaaa! espoiler!!!
 ;D ;D ;D
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Gonfrask en 13 de Octubre de 2008, 02:07:18
Ya, era bromita. Pero vamos, se trataba de un Gran Demonio de Khorne, lo de Devorador de Almas o Gran Devorador de Almas no lo habia visto nunca, me temo que es una rebundancia o la fusion de "Devorador de Almas, Gran Demonio de Khorne". De todos modos Sanguinius mato a uno bicho predilecto de Khorne, a mi me han llegado a decir que era precisamente el personaje demonio que saco FW que no es un Devorador, sino un Principe Demonio muy peligroso
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: gorkab en 13 de Octubre de 2008, 08:27:53
Su nombre és impronunciable para vosotros oh humanos :D

pero se le puede conocer como Ka'Bandha , el cual ya sé encontró una vez en el cluster signus (no un cluster de supercomputación :P) y donde ben/maldijo a todos los AS con la marca de Khorne (deberian tener asalto furioso los AS para mostrar esto? cry! cry! cry! cry! cry! cry1).

En el libro nuevo este del Collected Visions del horus heresy (no os puedo decir en que pagina que estoy en el curro) sale un relato y que está colgado por este foro, pero lo bonito es que sale una imagen que es IDENTICA al demonio de Forge, a pesar de todo, el demonio de Forge tiene unas reglas y un nombre distinto :P
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Suber en 13 de Octubre de 2008, 11:08:34
     Aaaa ver, os pongo en español los textos que puso el otro día Keyan. La traducción es artesanal, así que si veis gazapos o cosas que os suenen raras, decidme.

     Escrito por William King, publicado originalmente en la WHITE DWARF #131, noviembre 1990.

Incluso con los escudos, los impactos hacen que el Palacio Imperial se estremezca. Con un gemido de piedra torturada, un ángel cae desde su nicho en lo alto de la pared de la sala del trono y se estrella sobre el suelo de mármol un kilómetro más abajo. Se deshace en un millón de pedazos. Astillas de piedra saltan por la sala como si fuera metralla.
Desde su trono, el Emperador ve moverse hacia todas partes a sus guerreros, sumidos en la confusión. Este palacio alberga a diez mil hombres, expertos veteranos, y ahora son presa del pánico. Sabe que están más asustados por su silencio que por el enemigo. Le miran buscando liderazgo y él no puede dárselo.
Por primera vez en su milenaria vida, el Emperador conoce la desesperación. La magnitud de su derrota le aturde. Las bases lunares han caído. La mayor parte de Terra está bajo la garra del Señor de la Guerra. Los Titanes rebeldes rodean el palacio y son contenidos en el muelle sólo por los esfuerzos desesperados de unos pocos leales. Es sólo cuestión de tiempo que las defensas del palacio fallen y caigan los últimos bastiones de resistencia.
"Señor, ¿cuáles son vuestras órdenes?" pregunta Rogal Dorn, el enorme Primarca de pelo moreno de los Puños Imperiales. Su armadura dorada ha perdido el brillo, está mellada en una docena de sitios por impactos de bolter. El Emperador no responde. Está ensimismado, buscando respuestas a sus propias preguntas.
Por fin ha llegado el siniestro momento, la hora de la prueba, la era escondida de su visión precognitiva y más allá de la cual no puede ver. Ha llegado el momento que tanto ha temido. ¿Se ha acabado mi tiempo? Se pregunta. ¿Es aquí donde todo termina? ¿Es así porque he alcanzado el límite de mis poderes proféticos? ¿Es aquí donde he de morir?
Se siente aturdido. Incluso ahora, con las fuerzas traidoras del Señor de la Guerra golpeando su puerta, le cuesta creer que ha sido traicionado.
Horus era más que un camarada de confianza, más bien el hijo predilecto. Era en quien más confiaba de entre todos los Primarcas. Ni por un segundo el emperador había dudado de él, ni siquiera cuando se extendió el rumor desde los Mundos Salvajes de que el Señor de la Guerra estaba acantonando fuerzas. Se había engañado a sí mismo pensando que Horus debía tener una buena razón para hacer aquello sin consultarle. ?Debería haberme preocupado por un fallo en mi precognición?, piensa.
"Señor, ¿cuáles son vuestras órdenes?" pregunta Kane, Fabricador-General del Adeptus Mechanicus. Mira fijamente al Emperador, y un rayo luz se refleja en una raja del cristal de su máscara de bronce, de acusadores ojos. Una vez más, el Emperador no responde. La presencia de Kane le recuerda que ni siquiera en la cabeza del Adeptus Mechanicus se puede confiar. Su superior, el anterior Fabricador-General, se había pasado al bando de Horus.
En Marte, la guerra civil ruge entre las facciones de los Tecnosacerdotes. Se están empleando armas antiguas, prohibidas. Las plagas de virus matan a millones. Las bombas de fusión hienden la tierra.
Se perderá tanto... Piensa en el lento proceso de reunificación de la ciencia antigua. El Librarium Technologicus ahora está en llamas, el antiguo núcleo del sistema de datos está fundido. La Gran Cruzada, en cuanto búsqueda de conocimiento y en cuanto guerra para reclamar los mundos humanos, se ha acabado. La traición del Señor de la Guerra lo demuestra.
"Señor, ¿cuáles son vuestras órdenes?" pregunta Sanguinius, el Primarca alado de los Ángeles Sangrientos. Mira al Emperador con ojos brillantes, su cara convertida en una máscara de aterradora belleza.
El Emperador sabe que confían en él para que les guíe. Todavía creen en él. Creen que puede dirigirles, sacarles de esa trampa mortal. Se equivocan.
Horus es el más grande general que la galaxia haya conocido jamás. ¿Quién lo sabrá mejor que su creador? Está adoctrinado por un siglo de guerra. No hay salida, no hay escapatoria, no hay fallos en el plan. El Señor de la Guerra estaría loco si dejara uno.
El Emperador mira los rostros de sus seguidores, ve la confianza escrita en ellos, siente el peso de la responsabilidad que conlleva. Sabe que debe intentarlo por ellos, incluso si no hay esperanza.
Emplea su visión precognitiva, deja que su mente fluya más allá de los jardines arruinados de su palacio, sobre los campos donde los colosales Titanes batallan bajo la deformada luz de la Luna destrozada. Ve la guerra total extenderse bajo él, a sus ampliamente sobrepasadas legiones siendo arrasadas por las hordas traidoras. Alcanza el cielo, donde siente a la flota de barcazas de batalla que hacen llover muerte orbital sobre la torturada Terra. Entre esos miles de puntos brillantes encuentra al Señor de la Guerra.
La esperanza crece dentro de él. Los escudos de la nave de Horus están bajados. Inmediatamente se pregunta por qué. ¿Es tan arrogante la confianza del Señor de la Guerra? ¿Desea contemplar él mismo la batalla? ¿O es una trampa? El Emperador toca la nave y retrocede repugnado por lo que siente dentro. ¿Cómo es posible que Horus haya hecho algo semejante, haya sellado un pacto con la abominación absoluta?
El Emperador toma una decisión. Trampa o no, es la única oportunidad que tiene. No le queda más opción que aprovecharla; tan desesperada es la situación. Incluso a medida que su espíritu retorna a su cuerpo, le golpea el negro pensamiento de que el Señor de la Guerra debe saberlo.
"¿Cuáles son vuestras órdenes, Señor?" pregunta de nuevo Sanguinius. Los ojos del Emperador se abren de repente. Su voz está llena de autoridad.
"Preparaos para teleportación. Llevaremos la batalla al enemigo."
Los hombres sonríen con confianza. Ahora tienen un objetivo. Mientras él introduce las coordenadas de la teleportación, se movilizan, sin preguntar, prestos a obedecer.
Un estampido de luz, una sensación de frío. Se han teleportado a la nave del Señor de la Guerra. Al Emperador le lleva un instante reorientarse y darse cuenta de que algo ha ido mal. Se encuentra en una vasta cámara deformada, acompañado sólo por un puñado de marines. Los Exterminadores y los Primarcas no están allí. ¿Cómo es posible?, se pregunta. ¿Puede Horus distorsionar una teleportación? ¿Tan poderoso es?
Unas voces de locura irrumpen desacompasadamente en su cabeza. Hay figuras atrapadas en los muros de piedra de la amplia habitación. Manos que salen hacia él y le agarran con la fuerza de una roca. Se deshace de ellas fácilmente. Sus camaradas no tienen tanta suerte. Los bolters rugen y brillan cuando los marines intentan enfrentarse a sus asaltantes demoníacos.
Un hombre grita al ser arrastrado a través de la oscura y viscosa pared. Según se va desvaneciendo, se extienden ondas desde el punto de su desaparición. La espada del Emperador surca el aire, amputando miembros, liberando a los marines atrapados. Convoca sus energías psíquicas. Un nimbo sale de su cabeza a medida que libera su poder. Una ola de destrucción se abre camino a través de los demonios, dejando intactos a sus propios hombres.
Escanea las inmediaciones, buscando a los Primarcas, pero las paredes de la barcaza de batalla del Señor de la Guerra se resisten a su búsqueda mental. Con un gesto indica a los marines supervivientes que le sigan.
Vagan por una nave distorsionada más allá de cualquier posibilidad de reconocimiento por el poder disforme del Caos. Grandes puertas-esfínter se abren en unas paredes de piedra semejante a la carne. Venas transparentes portan ríos de sangre por conductos en el suelo. Alfombras de mucosidades cubren un camino de lenguas.
Engendros alados y distorsionados que quizá una vez fueron humanos sobrevuelan arcadas de hueso y se posan en repisas de costillas. Los marines jadean con horror. Se exhorta a sí mismo a calmarles, alejando físicamente su miedo de ese sitio aterrador. Pero mientras, escanea el área buscando el rastro de Horus. Ahora sabe la naturaleza del pacto que ha firmado el Señor de la Guerra y las terribles consecuencias de su victoria.
Atraviesan fosos que se abren como brillantes gargantas en el suelo y oyen los latidos de un lejano corazón gigante. Son duchados por cascadas de un apestoso líquido amarillento que cae por acantilados de cartílago tallado. A veces oyen fuego de armas, pero cuando llegan al lugar no encuentran nada.
Nieblas de vapor del color del arco iris vagan por su campo visual, ocultando corredores de piedra carnívora. Nubes de insectos se agolpan sobre sus respiradores y obstruyen los extractores de sus conductos de aire. Los apagan y cambian al suministro de oxígeno interno.
Son emboscados por escurridizas criaturas con rostro de calavera enfundados en armaduras de marines. Pelean contra hordas de bestias mutantes. Uno a uno mueren. Al final el Emperador queda solo. Entonces, y sólo entonces, se le permite personarse ante Horus.
El Señor de la Guerra sostiene el cuerpo quebrado de un ángel. Tras él la torturada Terra llena el ventanal, un trofeo para que Horus lo agarre con la garra que tiene en el lugar de la mano. Cadáveres de marines masacrados yacen por doquier.
Con el rostro ardiente por su propia sangre, Horus habla. "Pobre Sanguinius. Le ofrecí una posición de poder en el nuevo orden. Podía haberse sentado a la diestra de un dios. Pero eligió alinearse con el bando perdedor."
El Emperador permanece de pie, petrificado, intentando forzar a sus congeladas palabras a salir de la boca. Al final sólo puede susurrar; "¿Por qué?"
Una risa enloquecida resuena. "¿Por qué? ¿Me preguntas por qué? ¿Es que todos estos milenios no te han enseñado nada? Débil estúpido, tu carácter pusilánime evitó que te aliaras con las fuerzas del Caos. Te escondiste del poder definitivo. Yo lo he atado a mi voluntad y llevaré a la humanidad a una nueva era. Yo, Horus, Señor del Caos."
El Emperador mira a su antiguo amigo y mueve la cabeza. Ve la trampa en la que ha caído Horus. "Ningún hombre puede controlar el Caos," dice calmadamente. "Te estás engañando a ti mismo. Eres el sirviente, no el señor."
Una mirada de furia transforma la faz del Señor de la Guerra. Extiende su mano y un fogonazo de fuerza sale de ella. El Emperador grita cuando una agonía de dolor sacude su cuerpo. "Siente la verdadera naturaleza de mi poder y dime que me estoy engañando," ruge Horus, con la voz de un dios iracundo.
Gotas de sudor perlan la frente del Emperador, quien se resiste al dolor. "Te estás engañando," dice.
De nuevo Horus gesticula y alfileres de veneno puro surcan las venas del Emperador. "He dejado que vinieras aquí, viejo amigo, para que fueras testigo de mi triunfo. Arrodíllate ante mí y te perdonaré. Reconoce al nuevo señor de la humanidad.?
Desesperadamente el Emperador reúne todo su poder y lo desata. Un arco de luz estalla entre los combatientes. El olor a ozono llena el aire. El Emperador avanza, con la espada en alto. Las armas chocan en cada nivel de la batalla: físico, espiritual, psíquico.
Saltan fogonazos de energía con el choque de los dioses mortales, inclinando la balanza del destino de la galaxia con cada golpe. La espada rúnica y la cuchilla relámpago se entrecruzan con el sonido del estampido del trueno. Se liberan energías suficientes como para reventar planetas.
Un golpe de revés de Horus golpea al Emperador y le lanza contra una masa de piedra. El contragolpe destroza una columna de soporte del techo cuando el Señor de la Guerra se agacha.
En la Disformidad, el Emperador oye a los Poderes del Caos aullando, dándole más poder a su peón. El Señor de la Humanidad se encuentra solo contra su desmesurado poder, y sabe que está perdiendo. Por alguna razón no es capaz de emplear toda su fuerza contra el Señor de la Guerra. Horus no da muestras de semejante limitación.
Una cuchilla relámpago corta la armadura del Emperador como si fuera ropa, se abre camino a través de carne y hueso. El Emperador responde con un golpe psíquico que intenta anular el sistema nervioso del Señor de la Guerra. Horus se ríe al dispersarlo.
Sus garras cogen al Emperador por el cuello, rasgando la tráquea y la yugular. Otro golpe secciona los tendones de su muñeca, haciendo que la espada caiga de unos dedos sin nervios.
Una risa enloquecida retumba en toda la cámara. Horus le rompe varias costillas con un puñetazo que le da por pura diversión. Una oleada de energía cruza la cara del Emperador, fundiendo la carne que atraviesa, reventando un globo ocular, quemando el pelo. El emperador ahoga un quejido, se pregunta cómo puede estar perdiendo. La oscuridad amenaza con engullirle.
Horus agarra su muñeca, astillando los huesos. La sangre mana a borbotones de la garganta del Emperador. Horus levanta a su enemigo por encima de su cabeza y le deja caer sobre su rodilla, rompiéndole la columna vertebral.
Por un segundo, el emperador ve sólo la oscuridad y entonces una llama de agonía le devuelve a la consciencia. Es Horus arrancándole el brazo. El Señor de la Guerra ruge en su bestial triunfo.
De repente se detiene el apaleamiento. Con su ojo sano, el Emperador ve que un Exterminador solitario ha entrado en la habitación. El marine carga contra el señor de la Guerra, con su bolter de asalto tableteando. Horus le mira y se ríe. Por un momento se queda de pie, inmóvil, triunfante, dejando que el marine vea lo que le ha hecho a su Emperador.
El Emperador sabe lo que va a ocurrir a continuación, ve el gesto en la cara de Horus regodeándose. No queda rastro de su amigo ahí. Sólo hay un demonio empujado por una loca furia destructiva.
Horus vuelve su mirada ardiente sobre el Exterminador y la carne del marine se desprende hasta dejar al descubierto su esqueleto, que también desaparece, reducido a polvo.
El Emperador ve la trampa que le han preparado. Se ha estado conteniendo, intentando no herir a aquél que ha sido un hijo para él. Ahora ve que ya no queda rastro de su antiguo camarada. Sabe que debe detener esta locura y vengar al Exterminador caído. Debe asestarle un único y letal golpe. No tendrá otra oportunidad.
Reúne cada partícula de poder, y la concentra en un único relámpago de pura energía, más compacto que un láser, más destructivo que un sol explotando. Lo dirige contra Horus, como una lanza de poder destinada para el corazón de ese loco. Horus siente el crecimiento de la energía y vuelve su rostro al Emperador, con una mirada de horror en su faz.
El Emperador libera la energía. Golpea al Señor de la Guerra. Horus grita cuando la destrucción cae sobre él, doblándose y retorciéndose en una titánica agonía. Se esfuerza en contrarrestar el ataque del Emperador, pero su lucha se hace cada vez más débil a medida que las letales energías le atraviesan.
Dirigido por toda la fuerza de su rabia y dolor, el Emperador desea la muerte de Horus. Siente las fuerzas del Caos retirándose, desembarazándose de su peón. Cuando lo hacen, la cordura vuelve al Señor de la Guerra. El Emperador ve en su rostro la comprensión de las atrocidades que ha cometido. Entonces las lágrimas empiezan a brillar.
Horus es libre, pero el Emperador sabe que él mismo se está muriendo y que los Poderes del Caos pueden volver a poseer al Señor de la Guerra una vez más, y que esta vez él ya no estará allí. No puede correr ese riesgo. Horus debe morir. Todavía, por espacio de un segundo, mirando la cara de su viejo amigo, duda, incapaz de hacer lo que debe. Entonces recuerda la masacre que todavía se está desencadenando ahí fuera, y que puede continuar para siempre. La resolución crece y se afianza en su interior.
Se esfuerza para apartar toda misericordia y compasión de su mente, la vacía de todo recuerdo de amistad, camaradería o amor. Sus ojos se fijan en Horus y allí encuentra comprensión y entendimiento. Entonces, con absoluto y frío conocimiento de lo que hace, el emperador destruye al Señor de la Guerra.
Rogal Dorn entra en la cámara. El horror le invade cuando vislumbra el cuerpo mutilado del Emperador y el cascarón vacío y tembloroso que es la armadura del Señor de la Guerra. Se maldice a sí mismo por demorarse tanto en la lucha contra las hordas del Caos. Ahora sabe por qué los ataques han cesado y por qué la nave está recobrando la normalidad.
Se apresura a llegar al lado del Emperador, encontrándole un débil y vago pulso de vida. Quizá todavía hay esperanza. Quizá el gobernante del Imperio todavía viva. Dorn hará todo lo que se encuentre a su alcance para asegurarse.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Suber en 13 de Octubre de 2008, 11:09:30
     Y el otro...

     por Bill King (de la White Dwarf #161)

El decimotercer día de Secundus de 30.014 empezó el bombardeo. Desde sus posiciones orbitales, las naves del Señor de la Guerra dejaron caer una lluvia implacable de misiles y de mortíferos rayos de energía. El objetivo de este ataque no era otro que desestabilizar las defensas que rodeaban al Palacio del Emperador para dar paso a la invasión en masa de la Tierra. Las bases lunares habían caído ya hacía tiempo y la Flota de Batalla Solar encargada de defender el planeta había sido dispersada. En la superficie de Marte, al igual que en todos los vastos dominios del Imperio, la encarnizada guerra civil proseguía con furia.
En un sinfín de planetas, multitud de guerreros totalmente enloquecidos por la matanza seguían enfrentándose entre sí. Los que habían jurado lealtad al Emperador luchaban contra los que rendían pleitesía al Señor de la Guerra Horus y, por consiguiente, a los poderes oscuros del Caos. El reino del Emperador estaba sumido en una gran confusión y se estaban librando algunas de las mayores batallas de toda la historia de la humanidad. En el mundo colmena de Thranx, más de un millón de guerreros murieron en un solo día en la matanza de Perdagor. En los ardientes desiertos de Tallarn, sobre el Saliente de Ka'an, cincuenta mil tanques se enfrentaron en la mayor ofensiva acorazada de todos los tiempos. Durante el desembarco espacial llevado a cabo en Vanaheim, la población entera de tres ciudades colmena fue totalmente aniquilada por las tropas rebeldes como advertencia para prevenir cualquier tipo de resistencia, y aún así los defensores del planeta lucharon hasta el último hombre.
La Herejía iba extendiéndose como un cáncer por todo el cuerpo del Imperio. Pero en todas partes había hombres valientes decididos a sacrificar sus vidas para tratar de extirpar ese mal.
Fue en Terra, en el mismísimo centro de los dominios del Emperador, donde acabaría decidiéndose el destino de la galaxia. En aquellos últimos días, las nubes de polvo oscurecían el cielo y unas grietas gigantescas dividían la tierra. Las placas tectónicas se movían bajo la presión de los bombardeos, las cordilleras se hacían añicos y los mares se evaporaban y se convertían en desiertos de sal. Del cielo en tinieblas llovía sangre y cenizas, los oráculos musitaban cánticos repletos de augurios catastróficos y los hombres enloquecían de puro horror. Las repugnantes y aborrecibles naves repletas de los caídos y condenados orbitaban alrededor de aquel planeta arrasado. Sin embargo, unos pocos seguían preparados para repeler el ataque de los invasores, al quedar protegidos de la devastación gracias a las defensas astutamente urdidas por el Adeptus Mechanicus.
Los restos del ejército del Emperador seguían tratando de resistir desesperadamente hasta que llegaran los refuerzos. El mismo Emperador supervisó la defensa de su palacio fortificado y tomó personalmente el mando del Adeptus Custodes, su guardia de elite. Con él se encontraba Sanguinius, el Primarca de blancas alas de los Ángeles Sangrientos y su legión de Marines Espaciales, y en los terrenos del palacio se encontraban los valientes miembros del Adeptus Arbites. Pero el palacio no era el único foco de resistencia; había otros, cada uno emplazado en una ciudad fortificada repleta de soldados sin temor. Bajo las ruinas de la Basílica Imperial, Rogal Dorn, con su siempre adusto semblante, dirigía a los disciplinados Puños Imperiales en sus últimas plegarias. En el interior de los complejos industriales de fábricas de vehículos acorazados del Adeptus Mechanicus, los tecnosacerdotes dejaban sus herramientas de construcción para empuñar el temible armamento propio de su orden. Entre los escombros de las zonas habitables incendiadas, el Primarca Jaghatai Khan reunía a los Cicatrices Blancas, la Legión de Marines Espaciales al que él mismo había instruido en el arte de los ataques relámpago. Finalmente, tres legiones completas de Titanes estaban preparadas para defender a su Emperador.
Mientras la tierra seguía temblando bajo aquel bombardeo continuo, las divisiones de tanques recorrieron aquel paisaje hecho jirones para tomar posiciones ante la inminente invasión. Los hombres valientes revisaban sus armas y rezaban sus últimas plegarias. Los láseres de defensa empezaron a girar para encararse al cielo turbulento y amenazador. De súbito, la noche se iluminó con las estelas de plasma que dejaron en el cielo las cápsulas de desembarco. En el interior de los salones del Emperador, hasta los Marines Espaciales sintieron escalofríos al ver que pronto se iban a enfrentar a sus hermanos condenados y malditos. La perspectiva de tener que enfrentarse a todos esos Primarcas corruptos que había vendido sus almas al Caos hizo que las mentes de aquellos hombres se llenaran de un horror y temor indescriptibles.
Las cápsulas llegaron a tierra y de ellas surgieron los paladines más poderosos del Caos, los Marines Espaciales renegados de las legiones condenadas. Ya no eran los excelentes y legendarios guerreros humanos que habían sido, sino criaturas deformes con cuerpos retorcidos por las energías del Caos y con las mentes distorsionadas debido a su devoción por los dioses oscuros. Si lo que les ocurrió a los Marines Espaciales ya era horrible de por sí, los cambios ocurridos en los Primarcas eran todavía peores. Al haber sido creados con una mayor estima por parte del Emperador, estos habían caído en un pozo de condenación mucho más hondo. Ninguno de sus anteriores camaradas los hubiera podido reconocer, ya que se habían transformado en criaturas tan demoníacas como arrogantes.
El gran Angron vociferaba las órdenes a sus seguidores bebedores de sangre, los llamados Devoradores de Mundos. Blandiendo su gran espada rúnica los condujo contra los defensores del Espaciopuerto del Muro de la Eternidad. Los disparos de bolter silbaban alrededor de sus seguidores de armaduras rojas, pero ellos siguieron avanzando impasiblemente, decididos a derramar sangre para el Dios de la Sangre.
A la dura orden de Mortarion, la Guardia de la Muerte surgió silenciosamente de los repugnantes y ulcerosos capullos de sus cápsulas de desembarco y empezó a avanzar en dirección a sus enemigos, sumiéndolos en el terror. Las runas de muerte inscritas en la guadaña de Mortarion brillaban de forma misteriosa en la oscuridad de la noche mientras él les hacía gestos para que avanzaran.
Magnus el Rojo miró a su alrededor a través de su único ojo con aire triunfal y entonces dio la orden a los hechiceros-guerreros de los Mil Hijos de lanzar sus sortilegios de muerte y destrucción.
Una lluvia de letales proyectiles de bolter abatió a docenas de Hijos del Emperador. Sin embargo, esto no les detuvo; los heridos aullaron de placer y cantaron alabanzas a su Primarca, Fulgrim. Los Marines Espaciales renegados se lanzaron hacia delante para abrirse un camino sangriento a través de sus enemigos.
Quizá algunos defensores enloquecieron de miedo. Quizá la corrupción del Caos había llegado más profundo de lo que nadie había sospechado. Quizá algunos fueron suficientemente necios como para pensar que podían negociar con el enemigo. Cualquiera que fuese la razón, se consumó una última traición más. Muchas de las unidades del Ejército Imperial que habían jurado lealtad al Emperador rompieron su juramento de forma sacrílega en cuanto los Marines Espaciales de las tropas traidoras empezaron su desembarco. Fue casi como una señal preparada de antemano. Y llevando a cabo uno de los actos de traición más infames de toda la historia de la Humanidad, se volvieron contra sus hermanos guerreros y los mataron como a perros. Así fue como el Espaciopuerto de la Puerta de los Leones cayó ante las fuerzas de los rebeldes. Cuando los herejes terminaron de canturrear sus enloquecidas plegarias a base de aullidos, el aire pareció distorsionarse y aparecieron unos demonios provenientes de la Disformidad que empezaron a sembrar el terror y la desesperación.
Entonces sí que les pareció a los defensores que estaban viviendo los últimos días de la humanidad. Los descomunales Devoradores de Almas provistos de alas de murciélago sobrevolaban triunfantes los cielos rasgados. Los Guardianes de los Secretos de grandes garras bailaban lascivamente sobre las pilas de cadáveres. Las Grandes Inmundicias se reían entre dientes mientras se arrastraban por las calles en ruinas dejando rastros de podredumbre, babosidades y enfermedad. Los enigmáticos Señores de la Transformación se posaban sobre las torres y estatuas y supervisaban el advenimiento del Caos al centro del mundo.
Por otro lado, unas naves descomunales empezaron a descender provenientes de la órbita del planeta, con la intención de arrollar a los defensores por la mera superioridad numérica. Sin embargo, al contrario que con las cápsulas de desembarco, las naves eran blancos fáciles para los cañones de los defensores, y entonces empezó la batalla de verdad.
Los láseres de defensa destruyeron a multitud de naves rebeldes cuando éstas todavía no habían aterrizado, provocando que una lluvia de miles de toneladas de metal fundido cayera sobre los ejércitos en combate. Una de las gigantescas embarcaciones perdió el control y fue a estrellarse contra una sección de habitáculos, matando en el acto a unas cien mil personas. Otra fue derribada y se fundió con el suelo, sumiendo a sus tripulantes en un lago burbujeante de alquitrán y plasticemento. La embarcación de la Legio Damnatus Sabueso de la Disformidad fue desintegrada, y el nombre de aquella Legión de Titanes pasó a la historia en un segundo. Nada más desembarcar, los traidores renegados se abalanzaron desde los espaciopuertos para asediar los bastiones de los defensores. Su primer objetivo era silenciar los láseres de defensa que estaban provocando un gran número de bajas entre sus camaradas. Los rebeldes se toparon con una oleada de defensores imperiales, hombres desesperados que sabían que estaban sacrificando sus vidas por su mundo natal y por su Emperador.
En las angostas y semiderruidas calles que rodeaban los espaciopuertos, el combate era acérrimo y feroz. Los bolters llenaban el aire con su estruendo y los lanzamisiles enviaban cargamentos de muerte entre los edificios cercanos. Los tanques de los traidores hacían crujir el asfalto por las avenidas, y hacían girar sus torretas para concentrar sus disparos sobre las barricadas levantadas a toda prisa por sus antiguos compañeros de armas.
En poco tiempo, los defensores del Espaciopuerto del Muro de la Eternidad acabaron por caer ante aquel asalto despiadado y las hordas del Señor de la Guerra tomaron por completo el espacio aéreo. De la órbita del planeta descendieron naves de desembarco de diseños cada vez más intrincados, cuyo descomunal tamaño, una vez sobre la pista de aterrizaje, las convertía en rascacielos de pesadilla, sobre los que brillaban malignamente unas runas oscuras. Las compuertas de cientos de metros de altura por kilómetros de ancho se abrieron, y de sus rojas profundidades emergieron los Titanes. Eran como gigantes deformes, con el blindaje de su caparazón fundido y moldeado por los poderes del Caos hasta crear formas nuevas. En su interior había hombres fundidos, soldados a las máquinas. Algunos de estos repugnantes Titanes estaban provistos de armamento extraño aunque muy potente, mientras que había otros que eran híbridos extravagantes, producto de una mezcla de material orgánico y mecánico, que hacían chasquear sus látigos metálicos y balanceabanr arriba y abajo sus colas repletas de pinchos. Sus motores retumbaban como si fueran las voces de bestias furiosas. Por otro lado, los Titanes de las legiones de los Señores de la Tormenta y de los Cráneos Llameantes empezaron a avanzar con los estandartes ondeando al viento. Mientras tanto, en el Espaciopuerto de la Puerta de los Leones, los traidores daban la bienvenida a las negras máquinas de guerra de la hueste de Khorne. Una miríada de minotauros, trolls y cultistas se revolvía alrededor de sus bases como hormigas rabiosas.
Al verse apoyados por esta nueva oleada de tropas de refuerzo, las hordas siguieron en su avance e hicieron retroceder a las tropas imperiales, agotadas y desmoralizadas, hasta las mismas murallas del palacio del Emperador. Los guerreros Khornitas, montados en Juggernauts demoníacos, cargaron contra el anillo exterior de mármol y acero. Hordas de jinetes de disco Tzeentchianos, de cabezas con cuernos, se elevaron en el viento, con fogonazos de energía mística emergiendo de sus puños cerrados para barrer a los defensores. Los jinetes de bestias Slaaneshi flanquearon a la infantería de la Guardia Imperial y alcanzaron la Puerta de Saturno. En derredor de los muros creció la cruel lucha cuando los imperiales salieron, intentando repeler a los atacantes antes de que llegara el principal cuerpo de tropas asaltantes. Los hombres morían a miles. Desde los puestos situados en los muros del palacio, los artilleros imperiales despedían sus cargas mortales sobre los implacables atacantes. Una y otra vez las calles adyacentes al palacio fueron limpiadas de herejes. Una y otra vez nuevos enemigos avanzaban para reemplazarles.
En aquel momento empezó a verse realmente que la batalla se estaba decantando a favor de los enemigos del Emperador. Los espaciopuertos se encontraban totalmente controlados por los secuaces del Señor de la Guerra. Poco después, cientos de miles de tropas descendieron de la órbita del planeta. Hombres bestia con cabeza de carnero, extraños mutantes y asquerosas y amorfas huestes del Caos surgieron de las temibles naves. Bajo el estandarte del gran ojo, la marca de Horus, los lacayos de los Cuatro Grandes Poderes del Caos marchaban unidos. Ya fuera montados en Rhinos, acechando en el interior de enormes Behemoths o agarrados de los laterales de máquinas de guerra colosales, todos se pusieron en camino en masa hacia el palacio del Emperador.
Al mirar hacia abajo y contemplar aquel mar de maldad, a los defensores se les heló el corazón. Mezclándose con los demonios y los cultistas de ojos enloquecidos, los trolls y los hombres bestia, se podían distinguir Marines Espaciales herejes y Guardias traidores. Todos ellos eran gente junto a la que podrían haber luchado alguna vez, y que una vez habían sido tan leales al Emperador como ellos mismos. Se estaban mirando en el espejo oscuro de sus almas. Ahí abajo podían ver cómo el honor guerrero se convertía en locura asesina, la inteligencia humana se transformaba en astuta traición, la esperanza en maldad y el amor en lujuria abominable. Los hombres valientes apostados en las murallas sabían perfectamente que no había escapatoria. Debían resistir y morir allí. Los de ahí abajo no iban a tener ninguna piedad.
Era una guerra que no podía acabar con una paz honorable. Se trataba de destruir o ser destruido. Durante un instante se hizo el silencio, y entonces Angron avanzó a zancadas. Con su cínica voz exigió la rendición de las tropas leales al Imperio. Les dijo que su causa estaba perdida, y que se enfrentaban a un enemigo al que no podrían derrotar, que se encontraban aislados, superados en número y pretendían defender a un gobernante demasiado débil para ser digno de su lealtad. Al escuchar aquellas palabras los hombres de las murallas sintieron que su determinación se debilitaba. Y al mirar el rostro demacrado del Primarca que antaño había sido uno de los mejores guerreros del Emperador, vieron a un enemigo invencible e implacable, respaldado por una horda infinita y todo el poder demoníaco del Caos.
Pero estalló un clamor en los muros cuando llegaron Sanguinius y los Ángeles Sangrientos. El Primarca alado contempló a Angron desde el muro, lleno de furia. Durante unos momentos que parecieron años, sus miradas se clavaron en los ojos del otro, y cada Primarca pareció estar midiendo el poder de su contrario, buscando grietas en la armadura, en busca de cualquier signo de debilidad o falta de decisión. ¿Quién sabe lo que vieron? Quizás se comunicaron telepáticamente, de hermano Primarca a hermano Primarca. Nadie lo sabrá nunca. Al final, Angron dio media vuelta y se dirigió a las filas de sus tropas. Gritó a sus tropas que no habría rendición; deberían matar a todo aquel que encontraran en dentro del palacio. No debería quedar piedra sobre piedra cuando hubieran acabado.
Lanzando un enorme rugido, la horda se abalanzó contra las murallas. Los grandes Lords of Battle se echaron hacia delante sobre sus ruedas de hierro, aplastándolo todo a su paso, disparando un gran número de misiles y convirtiendo la zona superior de las murallas en tormentas ardientes de muerte. Los Doom Burners arrojaron chorros de metal hirviente sobre los puestos de defensa. El metal fundido e incandescente se filtraba por las ventanas y achicharraba a los que se encontraban en el interior. Los Calderos de Sangre iban lanzando chorros de líquido ulceroso, aberrante y demoníaco, seguidos de cerca por unos enormes mastines de Khorne que avanzaban a grandes zancadas. Los Titanes, equipados con armas de asedio especialmente construidas, caminaron torpemente hasta situarse en posición. Mientras tanto, los cruceros de combate dejaban caer megatones de muerte explosiva sobre las cabezas de los defensores.
Cada guerrero leal supo que ya estaba muerto; que no había forma de sobrevivir a la llegada del ejército demoníaco. Los soldados lucharon con la ferocidad despiadada de los hombres sin esperanza, disparando hasta que sus cargadores se quedaban vacíos, recogiendo los bolters de los caídos, y enfrentándose a los monstruos con las culatas de sus armas cuando se había agotado toda la munición. Tres veces la horda logró escalar los muros, y tres veces fueron rechazados por los valientes esfuerzos de Sanguinius y los Ángeles Sangrientos. A pesar del cansancio, el Primarca dirigía a los defensores, reagrupaba a los desmoralizados, dedicaba palabras tranquilizadoras a los heridos de muerte, y luchaba con una furia fría e implacable cuando se veía obligado a ello. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, las fuerzas del Caos consiguieron ir minando poco a poco las defensas. Parecían ser innumerables como granos de arena en la orilla del mar y Horus derrochaba sus vidas sin cuidado.
Al otro lado de los muros, las tropas imperiales salieron corriendo de sus fortalezas desesperadamente para intentar liberar el palacio. Las legiones de Titanes leales se abrieron camino audazmente en dirección al centro del ejército rebelde, mientras los Marines Espaciales Cicatrices Blancas les protegían los flancos. Pero ninguno de los intentos de atravesar las filas de los rebeldes tuvo éxito. Atravesar aquella horda sedienta de sangre era una labor prácticamente imposible. Los cuatro Primarcas demoníacos infundían una valentía endiablada a todos sus seguidores. Por cada guerrero del Caos muerto parecía que otros dos ocuparan su lugar.
En la órbita del planeta, el Señor de la Guerra observaba satisfecho todo lo que sucedía. Si el palacio caía y mataban al Emperador, las legiones imperiales de toda la galaxia perderían su empeño y conseguiría la victoria absoluta. Desprovista del escudo psíquico del poder del Emperador, la Humanidad caería presa del Caos rápidamente. Horus se alzaría triunfante sobre las ruinas del mayor imperio de la Humanidad. Se transformaría en un nuevo y despiadado dios. Si no obtenía pronto la victoria, podrían infiltrarse refuerzos en el bando de sus enemigos, y su ofensiva se vería amenazada. Para el Señor de la Guerra, aquel ataque significaba su última apuesta. Todo dependía de aquel ataque. Tenía que conseguirlo, y en aquel momento parecía que iba a ser así.
El asedio siguió un día tras otro, y las bajas aumentaban de miles a decenas de miles, y de decenas de miles a cientos de miles. Los cuerpos tuvieron que ser apartados de las rutas de acceso a la Puerta de Saturno con las palas excavadoras de las máquinas de guerra. Los Titanes del Caos atacaban los muros sin cesar, y los misiles especialmente diseñados para ello arrancaban grandes secciones de la muralla. Los Titanes de los Avispas de Fuego contrarrestaron estos disparos con sus cañones volcano. El hedor a carne carbonizada impregnó el aire después de que los cuerpos de los muertos fueran incinerados en piras funerarias de treinta metros de altura. La obscena ceniza obstruía las gargantas de los defensores. Los Devoradores de Mundos construyeron una pirámide de cráneos quemados de veinte metros de altura en la Plaza del Templo. Por la noche, los cánticos de los adoradores degenerados se oían por todas las calles y los demonios revoloteaban por entre las ruinas de la Tierra.
Despacio, un tortuoso paso tras otro, los defensores estaban siendo acorralados. Las grandes murallas del palacio estaban plagadas de cientos de kilómetros de mamparos y pasillos. En el interior de este laberinto se libró un combate cuerpo a cuerpo muy cruento que siguió y siguió hasta que secciones enteras de los pasillos se vieron repletas hasta el techo de cadáveres hinchados. Viendo que el avance era demasiado lento, Horus ordenó a los Titanes de la legión de los Cabezas de Muerte que demolieran secciones enteras de la muralla. A pesar de sufrir serias bajas, los grandes Titanes Warlord consiguieron penetrar las murallas, con lo que las tropas del Señor de la Guerra inundaron los recintos del palacio. Mientras sucedía todo esto, Jaghatai Khan de los Cicatrices Blancas ya había llevado a cabo un cambio de planes. En lugar de arrojar sus tropas contra la casi invencible masa principal del ejército del Caos, optó por lanzar un ataque relámpago contra el Espaciopuerto de la Puerta de los Leones. Al frente de este ataque nocturno se encontraban los salvajes guerreros de cráneos afeitados de los Cicatrices Blancas, quienes condujeron a los restos de la Primera División Acorazada y a otros componentes de los ejércitos supervivientes de la Guardia contra los sorprendidos herejes. El Khan trazó un perímetro defensivo alrededor del espaciopuerto y lo defendió de todos los contraataques posibles. De esta forma consiguió que la masa de soldados y de material bélico que se dirigía hacia el palacio se viera reducida de golpe a la mitad.
Esta victoria aumentó la moral de los defensores, quienes rápidamente trataron de hacerse con el Espaciopuerto del Muro de la Eternidad, si bien ahí las tropas del Señor de la Guerra se encontraban mejor preparadas. Los traidores tendieron una emboscada a los atacantes y más tarde los expulsaron. Horus sabía que era vital mantener seguro aquel punto de entrada. El ataque definitivo al interior del palacio había dado comienzo.
La batalla se extendió por todos los Jardines Interiores. Lo que antaño habían sido grandes extensiones de parques se transformaron rápidamente en un campo de batalla. Las estatuas se utilizaron de cobertura y los monumentos servían de búnkers. La sangre se arremolinaba con el agua de los lagos ornamentales. El olor a quemado se mezclaba con los acres efluvios de las armas, la maquinaria y la muerte. Con los ojos inyectados en sangre, enganchando el sueño cuando podían, ambos bandos libraban una guerra total. Las trincheras se excavaban con prisa en los prados. Los francotiradores mataban a los hombres que se acercaban a las fuentes en ruinas para beber un poco de aquella agua salobre.
Ambos bandos combatieron con una ferocidad brutal e inimaginable, ya que ambos bandos sabían que el fin estaba cerca.
Al final Sanguinius se vio obligado a retirarse al interior del mismo palacio, y él mismo se encargó de defender personalmente la Última Puerta contra la horda que se aproximaba, mientras los últimos heridos de entre sus hombres pasaban adentro. Justo cuando la puerta de ceramita estaba a punto de cerrarse, un Devorador de Almas de Khorne saltó encima suyo y las descomunales garras del demonio se cerraron en torno a su garganta. El Primarca alzó el vuelo, y ángel y demonio fueron luchando por encima de los dos ejércitos. Ambos bandos se detuvieron un instante para contemplar aquella batalla de proporciones titánicas. Se trataba de una guerra de las que no suelen verse a menudo; con dos seres de fabulosos poderes forcejeando por los aires.
Sanguinius estaba cansado y se encontraba casi al límite de sus fuerzas, con lo que el demonio logró infligirle graves heridas. La muchedumbre formada por los herejes lanzó un rugido de júbilo cuando el Primarca fue arrojado contra el suelo, haciendo saltar trozos de granito al chocar contra el suelo. Durante un instante, el Primarca se quedó tendido, y los Ángeles Sangrientos dejaron escapar un gemido de indignación al ver cómo el demonio lo pisaba y lanzaba un aullido de triunfo. Entonces, lenta y dolorosamente, el Primarca de los Ángeles Sangrientos se levantó y, cogiendo a la criatura por el cuello, la lanzó y le rompió la espalda sobre su rodilla. Acto seguido, Sanguinius, con una aureola de poder alrededor de la cabeza, arrojó los restos quebrados del demonio contra sus seguidores. Estos empezaron a golpearse el pecho con violencia, se tiraron de los pelos y lanzaron alaridos de desesperación, y la Última Puerta se cerró.
Muy por encima de todos ellos, la gran Fortaleza Celestial llevaba a Rogal Dorn y al resto de los Puños Imperiales al palacio interior. El Primarca leal estaba decidido a resistir y morir con su Emperador en la hora final. Después, la Fortaleza Celestial abandonó el palacio a toda prisa con la misión desesperada de llegar a donde se encontraba Jaghatai Khan para devolverlo al palacio. Sin embargo, una lluvia de disparos procedentes de la Legión de Titanes de Cabeza de Muerte destruyó la nave. El comandante de ésta, a pesar de estar ya sentenciado, decidió causar el máximo daño posible al enemigo, y dirigió la nave derribada para que fuera a caer en el centro de la horda del Caos. Cuando el reactor de plasma explotó, fue como si un nuevo sol hubiera nacido en la Tierra, y se creó un cráter de tres kilómetros de diámetro. Los ocupantes del palacio sabían que estaban aislados; ahora sí que estaban solos de verdad. Solo un milagro podría salvarlos.
Después de aquello empezó el asedio final. Por las brechas de las murallas exteriores comenzó a entrar más armamento y más refuerzos. El mismísimo Señor de la Guerra se preparó para teleportarse a la superficie del planeta y así supervisar la destrucción de su antiguo señor. Pero entonces un demonio de la Disformidad le susurró al oído lo que él tanto había estado temiendo. Una flota leal al Emperador, bajo las órdenes de Leman Russ y Lion El'Jonson con un ejército de Lobos Espaciales y de Ángeles Oscuros, se encontraba a tan sólo unas horas de distancia. Se tardarían días enteros en tomar por completo la última fortaleza de la Humanidad, aunque Horus mismo bajara para ponerse al mando de las tropas. Todo parecía indicar que al Señor de la Guerra se le había acabado el tiempo, y que su apuesta había fallado.
Horus era el primero entre los Caídos, tenía el poder de un dios y la astucia de un demonio. Por eso decidió intentar una última jugada a la desesperada. Todavía podía asesinar al Emperador. Dio la orden de bloquear toda la red de comunicaciones para que los defensores no pudieran tener noticias de sus salvadores, y luego llevó al máximo la capacidad de sus poderes psíquicos para que el Emperador no pudiera enterarse de ello. Por último bajó los escudos de su nave capitana. Se trataba de una invitación y un desafío personal que sabía perfectamente el Emperador no podría rechazar. Le estaba ofreciendo la oportunidad de acabar de una vez por todas con el enemigo que le había hostigado durante tanto tiempo.
El Emperador aceptó el desafío, y tanto él como los Primarcas supervivientes se teleportaron a bordo de la gran barcaza de batalla del Señor de la Guerra. Con todo, Horus utilizó sus poderes para separar al Emperador de sus seguidores. Éstos fueron teleportados a diferentes puntos de su deformada y asquerosa nave. Sanguinius fue llevado directamente a la sala del trono de Horus, y allí el Señor de la Guerra, haciendo gala de una perversa astucia, le propuso al Ángel Sangriento que se uniera a su bando, argumentando que los seguidores del Primarca alado le serían muy útiles a la hora de enfrentarse a los Lobos Espaciales y a los Ángeles Oscuros.
Sanguinius rehusó. Horus se enfureció y le atacó. Ni aun en la plenitud de sus poderes el Ángel Sangriento hubiese sido rival para el Señor de la Guerra, de modo que ahora, agotado y gravemente herido, no tenía ninguna oportunidad. Horus lo estranguló con sus propias manos ante el trono con el que los dioses del Caos le habían obsequiado.
El Emperador se encontró con Horus poco después, y lo que ocurrió entonces forma parte de la leyenda. Los dos seres más poderosos de toda la historia de la Humanidad se enfrentaron en combate. Cruzaron arma con arma, poder con poder, mente con mente y pusieron a prueba todas sus capacidades físicas y psíquicas hasta extremos insospechados. Horus contaba con todo el poder infinito de los dioses del Caos. El Emperador estaba solo, y aún así logró triunfar, aunque recibió heridas muy graves en el combate.
La onda expansiva de energía psíquica que provocó la muerte del Señor de la Guerra se expandió por la Disformidad. En Terra, los demonios gritaron y se desvanecieron, y los Primarcas rebeldes se quedaron mudos de asombro. Era su líder, y no el de sus enemigos, el que estaba muerto, y lo sabían. Muerto aquél que había izado el estandarte de la rebelión, ya no había nada que pudiera unir a los rebeldes bajo la misma causa, por lo que éstos quedaron desmoralizados y consternados. Y cuando les llegó la noticia de la flota que se aproximaba, supieron que había llegado el momento de huir.
En el interior del perímetro del Espaciopuerto de la Puerta de los Leones, Jaghatai Khan y un puñado de Cicatrices Blancas heridos contemplaron atónitos cómo la horda se detenía presa de la confusión y luego se retiraba. Angron, Fulgrim, Magnus el Rojo y Mortarion condujeron a sus hombres hacia sus naves y partieron, dejando a los engañados seguidores del Caos traicionados y a su propia suerte. Al subir a bordo de su nave, Angron dio media vuelta y amenazó con el puño a la brillante cúpula del palacio imperial que al final había quedado fuera del alcance de sus garras.
Se encogió de hombros; tanto él como sus compañeros rebeldes disponían de toda la eternidad para clamar venganza. La Batalla por Terra había terminado. La Herejía de Horus había llegado a su fin. Rogal Dorn encontró el maltrecho cuerpo del Emperador entre las ruinas del salón del trono del Señor de la Guerra. Con sus magullados labios, el Emperador logró susurrar las instrucciones para proceder a la creación de su Trono Dorado. Dorn esbozó una sonrisa; mientras el Emperador siguiera con vida, seguiría habiendo esperanzas.
El veterano Primarca regresó a la Tierra. Había mucho por hacer.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Rosebud_Corintio en 13 de Octubre de 2008, 20:46:46
Snifff snifff, que recuerdos ... me encanta el inicio del texto del emperador pensativo en su trono mientras sus generales le pregunta que hacer.

Dicho esto, pues es una pena que con ese transfondo antiguo y moderno los angeles sangrientos no sean en reglas un poquiti berserkers, había un texto que narraba como una escuadra de asalto atacaba un bunker rebelde apoyados por GI imperial (les seguian a lo lejos) y como cuando llegaban al bunker se horrorizaban por la carniceria que habían hecho... recuerdo que el oficial de la GI las pasaba canutas viendo al capitan (creo) angel sangriento acercandose a él rebozado en los restos de un rebelde, pensando que lo iba a matar y como con un guñido le decia algo así como "loado sea el emperador"  ;D

Por cierto, no me acordaba yo que la death company tenía la regla de formación dispersa, mira que siempre han sido borricos los chivos locos estos, otro punto en común con mis queridos harlequins.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Terradas en 13 de Octubre de 2008, 22:26:32
La forma más sencilla que existe ahora mismo de crear a los angeles sangrientos, de una forma sencilla es darles una organziación codex, porque ellos siguen esa organización, que sus "tácticas de combate" sea Asalto Furioso, muy en su estilo (creo que ya lo tenían) y luego meterles las unidades exclusivas suyas.

Que la guardia de honor pueda llevar retros, que les saquen miniaturas decentes para la guardia de honor, y que se queden sin Sternguard (que no son lo suyo trasfondísticamente)...

No debería ser dificil volver a lanzar la gloria de esta legion...
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Rosebud_Corintio en 14 de Octubre de 2008, 01:40:39
Esa podría ser una solución para representarlos pero creo que es mejor usar a uno de los capítulos sucesores que de esa forma tendrían el aspecto y espíritu Blood Angel aunque dejaran al margen otras de sus peculiaridades.

Hay otra opción que puede no reportar muchas victorias (o si, depende de como uno se lo monte) pero si satisfacción personal, si en la actualidad  las reglas no acompañan al espíritu del capítulo siempre quedará la opción de hacer que las listas de ejército si lo hagan siendo muy agresivas... y además, siempre nos quedará París..er..digo la la Cia Muerta como cenit de ese espíritu. Ummm, mira por donde, como ejercicio teórico voy a hacer una lista de ese tipo a ver que sale ahora que me he puesto más al día.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: barrax en 14 de Octubre de 2008, 08:24:34
Realmente aunque no lo parezca gran parte del codex nuevo marine deriva e cierta forma de los AS, me explico:

Los veteranos de asalto de los angeles sangrientos son ahora tambien los nuevos veteranos de los marines, mas o menos con lo mismo, solo que los marines mas actualizados.

El furioso es ahora el ironclad, solo que el ironclad tiene ahora mas blindaje, pero el armamento es el mismo.

Solo queda el baal, que realmente tambien podian haberlo incluido en el nuevo codex, lo que pasa es que con el cambio de reglas ya no es tan tocho..


Seguiremos esperando por un codex que no sea por fasciculos, pero me parece que tendremos que esperar bastantes años hasta que vea la luz, al menos que  a los listos de GW se les de por sacar pack de codex, como en la epoca de angeles de muerte
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: miguel en 14 de Octubre de 2008, 15:42:27
Que currazo Suberius, muchas gracias.
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Lord Borjado en 14 de Octubre de 2008, 20:07:37
Sólo conocía el primer relato, gracias por el regalo Suberius!  :)
Título: Re: Sobre los Angeles Sangrientos
Publicado por: Suber en 15 de Octubre de 2008, 10:09:05
     ¡De nada! Los tenía en inglés y hace un tiempo me dio la vena de traducirlos, los tenía ahí en el ordenador muertos de risa. Me alegra que por fin hayan servido para algo  :)