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Warhammer 40.000 => Trasfondo => Mensaje iniciado por: Gonfrask en 18 de Enero de 2013, 20:47:28

Título: [Relatos] Fe contra Furia
Publicado por: Gonfrask en 18 de Enero de 2013, 20:47:28
Bueno, como hemos estado hablando de las cosas que se cuentan en las novelas,  calidad y demas aqui os dejo el primero de una serie de relatos que he estado retocando (ya tenian unos cuantos años), a ver que opinais

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Desde su descubrimiento en 385M37, el planeta que fue denominado Obcel Prima ha sido testigo de siglos de calma y paz. Su superficie era fértil y enormes extensiones de especies vegetales ocupaban todos los continentes. La humanidad encontró un auténtico edén en él, y pronto los primeros colonos se instalaron por todo el planeta. Si en un primer momento su riqueza era superficial, posteriormente se descubrió que su subsuelo era mucho más rico para el Imperio, enormes yacimientos de promethium sin refinar se extendían kilómetros y kilómetros. En poco más de cuatrocientos años siete ciudades-colmena se repartían por el globo y su población se contaba en varios miles de millones de almas.
En el M38 Obcel Prima fue declarado mundo-cardenalicio. Cuando una de las principales refinerías planetarias sufrió un incendio incontrolable y estuvo a punto de explotar, las llamas se extinguieron repentinamente. Lo que podía haber sido una catástrofe global terminó sin causar más daños que aquellas muertes producidas por las llamas. Varios testigos afirmaron que en lo peor del incendio una imagen luminosa se alzó a los cielos y apagó el fuego con una sola palabra, aunque los expertos escépticos llegaron a afirmar que realmente tanto la extinción del incendio como la alucinación colectiva se debió a una repentina caída en los niveles de oxigeno de la zona, se consideró que era demasiado improbable que treinta mil trabajadores tuvieran la misma visión a la vez. Considerado pues un milagro del Emperador, una enorme catedral se alzó en la capital y el planeta pasó a formar parte de muchas rutas de peregrinación.
La paz y prosperidad volvieron al planeta, siglos de beneficios económicos y religiosos convirtieron a Obcel Prima en el planeta capital del Sistema. Pero todo acabó en la Festividad de las Velas del 989M41. Al caer la noche, una serie de estrellas fugaces aparecieron sobre la capital y muchos lo tomaron como una buena señal, pero se equivocaban. Las primeras explosiones mataron a miles de civiles, regimientos de las FDP repentinamente se volvieron contra sus compañeros y la muerte caminó sobre el planeta repartiendo destrucción y dolor con proyectiles bolter y protegiéndose detrás de armaduras de ceramita. Siglos, milenios de paz, acabaron en una noche.
La respuesta del Imperio fue brutal.











El marine espacial avanzó con cautela entre los restos con las armas preparadas, la sed de sangre crecía en su interior pero la controló haciendo uso de su fuerza de voluntad. Todavía no había llegado el momento. Hizo una serie de señas y otras figuras acorazadas surgieron entre las sombras con sus bolter preparados para matar, a pesar de su tamaño y peso avanzaron en total silencio. Observó diversos despojos repartidos por el suelo, la lucha entre las facciones de las FDP quedaba atestiguada por todas partes. El marine sonrió con ferocidad bajo su yelmo al imaginar la magnitud de los combates, estaba ansioso por derramar la sangre de sus enemigos, formaba parte de su naturaleza. Alzó la mano cuando sus sentidos detectaron algo más adelante. Parecía que al fin habían encontrado una presa.

Las FDP vitorearon a las mujeres mientras avanzaban entre ellos, sus elaboradas servoarmaduras estaban intrincadamente decoradas, elementos votivos y piadosos salpicaban las hombreras, grebas y corazas pectorales. Eran más bien templos andantes ante los que los miembros de las FDP y civiles se arrodillaban y comenzaban a entonar rezos y plegarias. Algunas de las guerreras llevaban incensarios que mecían con calma, como si se encontraran en medio de un oficio religioso más que en una ciudad en guerra, las oficiales se acercaban a los suplicantes y les marcaban la cara con oleos bendecidos y resinas de olor penetrante, elaborando intrincados símbolos. Repentinamente todas se detuvieron mientras recibían nuevas órdenes por los microcomunicadores de sus yelmos de batalla. Con rapidez y eficiencia montaron en sus vehículos de transporte y se marcharon, dejando atrás cientos de hombres y mujeres sollozantes.

Las calles de la capital planetaria de Obcel Prima habían sufrido mucho durante la guerra. Había marcas de incendios por todas partes, los edificios del Administratum habían sido saqueados o bien expoliados, quizás tanto por los seguidores de los Dioses Oscuros como los fieles al Emperador. Varias basílicas menores fueron profanadas, hace días ya, y los sacerdotes asesinados de maneras que iban de lo ritual a lo retorcido, algunos cadáveres aún colgaban de los dinteles de los edificios, ya que había sido imposible aún desplegar equipos para recuperarlos. Seguramente el Hierarca del planeta había exigido su recuperación con vehemencia, pero la realidad de la guerra se había impuesto. Como otra verdad estaba a punto de ser demostrada nuevamente.
Combate urbano, una pesadilla táctica y logística. A no ser que se esté dispuesto a demoler hasta los cimientos todos los edificios de la ciudad en conflicto, los comandantes deben estar preparados para combates cerrados, una infinidad de puntos ciegos, emboscadas, focos de resistencia en prácticamente cada edificio ocupado por el enemigo…estos conflictos devoran recursos y hombres de manera insaciable. Más de una campaña se ha parado en seco por este motivo e incluso lo que parecía ser una victoria contundente se había convertido en un catastrófico baño de sangre que había obligado a destruir desde orbita lo que eran objetivos vitales.

Transportes de tropas tipo Rhino avanzaban a velocidad de combate por una de las principales calles de la capital, tenían que llegar a la Plaza de la Bendita Visión y reforzar las posiciones de las fuerzas planetarias allí acuarteladas. Mantendrían esa posición durante 23 horas, momento en el que serían relevadas por otras escuadras de las FDP y se dirigirían al monumento a San Crynx. Según se acercaban el vehículo en vanguardia notó algo extraño en la plaza, no había patrullas en los edificios circundantes ni en las posiciones fortificadas de los balcones y azoteas, eso incluyendo que los sistemas de comunicación permanecían en silencio. Los vehículos se detuvieron y permanecieron en ralentí mientras los oficiales hablaban entre ellos a través del canal de comunicaciones y con su alto mando. A los pocos minutos, dos de los vehículos avanzaban mientras los auspex de alto alcance barrían las estructuras en búsqueda de contactos de cualquier tipo.
La Plaza de la Bendita Visión era una extensión de casi quinientos metros cuadrados, cuyo suelo estaba empedrado de manera sencilla con adoquines de color marrón grisáceo. En el centro de la misma se encontraba una serie de monolitos en círculos concéntricos que encerraban la estructura conmemorativa que daba nombre a la plaza. La enorme construcción era encerrada por una especie de muro cuya superficie estaba llena de escritos religiosos y solo se podía pasar al centro de la plaza por medio de accesos arqueados que se encontraban en los puntos cardinales y que al igual que el resto estaban decorados con motivos votivos. La escultura de más de treinta metros de altura reposaba pues en el centro exacto de la plaza, representaba un sacerdote arquetípico de la Eclesiarquía en posición de oración con las manos frente al pecho y una placa a sus pies que recordaba el evento por el cual había sido alzada, no era posible definir si el sacerdote era una mujer o un hombre, del mismo modo que no se sabía si el heraldo del Emperador que apaciguó las llamas tuvo un sexo concreto. En estos momentos, el perímetro de la plaza había sido acordonado por estructuras defensivas de construcción rápida, posiciones fortificadas y nidos de tirador.
Se detuvieron a pocos metros de las trincheras y veinte mujeres descendieron eficientemente de los Rhinos. Adquirieron una formación defensiva y recorrieron el perímetro de sacos terreros y líneas fortificadas pre construidas con sus bolter, ambas oficiales se miraron e indicaron a sus escuadras que avanzaran con un gesto cortante de sus espadas de energía. Tan solo seis metros separaban sus vehículos de transporte del muro de sacos, pero avanzaban con tanta cautela que tardaron más de un minuto por metro. Observando con detenimiento a su alrededor, leyendo las lecturas de los auspex continuamente y buscando cualquier señal de que algo iba mal. Sin embargo el sofisticado sistema de rastreo no registraba ninguna clase de contacto, por lo que ambas escuadras entraron en el recinto delimitado por las defensas.
Definir aquello como carnicería ni siquiera se aproximaba a lo que tenían delante, los hombres y mujeres de las FDP había sido destrozados por completo. Los cuerpos estaban despedazados, muchos de ellos habían sido decapitados y de otros apenas quedaba nada reconocible, las marcas de armas sierra, proyectiles explosivos de bolter, descargas de plasma y fusión eran visibles en muchos de los cuerpos, otros parecían haber sido simplemente descuartizados con las manos desnudas. Claramente los cuerpos habían sido movidos, había largos rastros de sangre que marcaban las posiciones en las que habían muerto realmente muchos y eso hizo que se pusieran de inmediato en alerta. Prepararon en el acto sus armas y volvieron a realizar una lectura con el auspex, de nuevo, nuevamente esta resultó ser negativa.
Repentinamente varias zonas de escombros y sacos terreros se combaron hacia arriba y fueron arrojados por los aires cuando unas figuras enormes surgieron de ellos. Los gritos de aviso fueron cortados en seco por los rugidos metálicos que surgieron de sus yelmos acorazados y el sonido de las armas sierra al ser activadas. Las mujeres dispararon andanadas disciplinadas, pero fueron ineficaces estando sus enemigos tan cerca. Antes de que pudieran organizar una defensa adecuada cayeron sobre ellas, brutales tajos de sus armas destrozaron a las guerreras a pesar de sus armaduras de ceramita, disparos a corta distancia de bolter las enviaban varios metros por los aires para después ser rematadas en el suelo. Los dos Rhinos explotaron cuando fueron impactados por misiles disparados desde las sombras de un edificio del Ministorum.
Una oficial trataba de coordinar los restos de su escuadra cuando fue ensombrecida por una figura enorme, se giró a tiempo de ver un montón de trofeos colgando del cinto y una capa de pelo tan oscura como la noche, el monstruo le propinó un golpe de revés que la lanzó por los aires. La mujer cayó de espaldas sobre los restos de la estatua de algún santo. Un instante más tarde una espada sierra se clavó profundamente en su vientre, sintiendo como la boca se la llenaba de sangre trató de elevar una plegaria pero todo lo que surgió de sus labios fue un reguero de sangre burbujeante. En un último acto de desafío miró a su asesino, pero solo vio el rostro inexpresivo que era su yelmo. La espada se retorció en su vientre y otra oleada de dolor la recorrió, sintió como sus miembros se dormían y lentamente cerró los ojos. Al menos lo haría sino se hubiera arrancados los parpados hacia años en honor a Slannesh. Frente a ella, el monstruo gritó:
– ¡Por Russ y por el Emperador!



Título: Re:[Relatos] Fe contra Furia
Publicado por: Merovingivs en 19 de Enero de 2013, 16:55:11
Hey Gonfrask, me ha gustado mucho. Sobre todo el final, que me ha dejado loco... ¡me lo he vuelto a leer después!  ;D
Algún párrafo se me hace largo, pero en general me ha gustado mucho. Está muy conseguida la manera en la que juegas con los detalles para llevar a la confusión al lector, y resuelto de una ingeniosa manera.

¡Me gusta!  :)