Adeptvs Internavta
Warhammer 40.000 => Trasfondo => Mensaje iniciado por: Lord Principe en 31 de Enero de 2011, 03:31:57
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Como sabéis para el torneo Adeptvs los participantes que quisieron hicieron un trasfondo para sus ejércitos. En el mío di a conocer a Grevhor y a la decimotercera centuria de la cuarta compañía original de la legión de la Guardia de la Muerte.
Como el trasfondo es algo vivo, en cada torneo en que participo me gustaría ampliar su historia, por desgracia la falta de tiempo y también la desidia me lleva siempre a posponerlo, pero como siempre tomo unas breves notas en cualquier momento puedo recuperarlo. Por ello aquí os dejo lo que ocurrió al volver de Khimerrha. Tras nuestro torneo, en breve veremos como llega Slaanesh a la lista y como vuelve a ser desterrado :D
Si queréis recordar cual era la primera parte os dejo el enlace del relato original http://www.adeptvs.com/foro/index.php?topic=5394.0 (http://www.adeptvs.com/foro/index.php?topic=5394.0)
Alé, a disfrutar, y cualquier crítica será bienvenida.
?Thrikon fue el primero en bajar de la stormbird personal de Grevhor. Su rostro, siempre sonriente pese a las marcas de viruela y peste, mostraba un mirada esquivaba. Las noticias no eran buenas. El regreso al Espíritu de Mortarion no podía ser más lúgubre. El gran Grevhor, el invencible, el poderoso, el portador de plaga de mil mundos había sido derrotado en la superficie de Khimerrha. Y no solo había sido derrotado también había sido gravemente herido. Los nurgletes que siempre transportaban su palanquín habían perecido durante la batalla, por lo que el inmenso cuerpo de Grevhor tenía que ser llevado en brazos por los miembros de la escuadra de Thrikon, su punta de lanza, sus preferidos.
Al salir a la luz del hangar principal del crucero de plaga y contemplar el cuerpo herido los supervivientes de su decimotercera centuria dudaban que pudiera salvarse. Sus heridas eran muy graves. Más de medio cuerpo estaba quemado por las armas de fusión de unos dragones llameantes eldars y el resto de su hinchada anatomía mostraba heridas muy profundas de armas de combate cuerpo a cuerpo. Las heridas supuraban sin cesar un icor negro que salpicaba su cuerpo y caía al suelo abriendo agujeros allá donde caían las gotas de su sangre contaminada. La procesión abandonó rápidamente el hangar camino del apothecarion del crucero. El silencio sepulcral que rodeaba a Grevhor se rompía por parte de los más exaltados de la centuria al desaparecer de su vista su cuerpo. Todos sabían que los dioses del caos son veleidosos. Ellos deciden a quién y cuando otorgar sus dones y Grevhor parecía haber perdido el favor de Nurgle con esta derrota. Su ascenso a la demonicidad parecía que estaba a su alcance, pero sus heridas no curan, es todavía un simple mortal. Si muere la partida de guerra se quedaría sin señor. Había que posicionarse para la lucha de poder que se avecinaba. Melghar lo había intentado antes del desembarco en Khimerrha y ahora solo era un engendro del caos, sin mente ni alma. Todos creían que Grevhor les iba a abandonar pronto. Dejaría de ser un simple mortal y pasaría a ser un Principe Demonio. El mundo material daría lugar a la disformidad, y su señor sería más poderoso que nunca y su partida de guerra de las más temidas de la galaxia. Pero ahora esos horizontes de grandeza se habían esfumado y no había nadie con suficiente poder para hacerse con el mando de la centuria sin una cruenta lucha interna. El único que podía haberlo hecho era Thosperius, el fiel hechicero de Grevhor, pero también había sido herido de gravedad. Durante la tercera gran batalla tuvo que enfrentarse a un duelo psíquico con Eldrad de Uthulwé, el famoso vidente eldar, saliendo muy mal parado. Su maltrecho y mutado cuerpo no puedo contener las energías de la disformidad que el poderoso vidente lanzó contra él y colapso su mente. Ahora no es más que un deforme cuerpo vacío, sin mente, tirado en algún rincón de la stormbird de su señor. Y no solo era el único que podía sustituir a Grevhor en caso de que él desapareciera, ya fuera porque hubiera alcanzado plenamente la demonicidad o porque estuviera muerto; sin Thosperius para contactar con Nurgle, para implorar su favor, para solicitar la salvación de su señor, Grevhor estaba perdido.
Todos los heridos fueron llevados al apothecarion. Maskius, como antiguo apotecario, trataba de sanar a los que pudiera, o darles una misericordiosa muerte. Lejos quedaban los tiempos en que sus conocimientos sobre las anatomías mejoradas por el Emperador de los marines espaciales servía para algo. Ahora con los cuerpos tan mutados por Nurgle la curación era más una cuestión de hechicería que de ciencia. Aún así a veces conseguía rescatar algún guerrero y devolverlo a la centuria. Quizá Grevhor fuese uno de los elegidos en esta ocasión, aunque al examinar su deforme cuerpo Maskuis lo dudaba profundamente.
Mientras Maskius trabajaba para salvar al señor de la centuria, los sargentos de las principales escuadras se reunían en la sala de la logia de la nave. Los pútridos estandartes honoríficos de la legión los rodeaban y el olor al incienso ritual les aclaró un la mente. El aroma les llevo a tiempos pasados, ecos de glorias olvidadas y de sensaciones ahora imposibles dado la marca de Nurgle que todos y cada uno habían recibido y que habían embotado sus sentidos hasta extremos inimaginables. Al cónclave acuden Trhikon como jefe de la escuadra de asalto y favorito de Grevhor, y Changart y Glasthor como los sargentos más antiguos de la centuria. Tienen que decidir como actuar en el aciago futuro que intuyen. No quieren desaparecer como fuerza de combate unida y compacta. La decimotercera centuria de la cuarta compañía era de las mejores de la legión cuando Mortarion aún les comandaba, seguir unidos es un homenaje a su demoníaco primarca y la mejor manera de servir al Gran Padre. Pero los egos de sus miembros son grandes, nadie aceptará de buen grado que alguno de ellos tres se haga con el poder de la centuria. Y Nurgle le encomendó una misión, que Grevhor no pueda llevarla a cabo al Gran Padre no le importa, solo le importa el éxito de la misma, y no cumplirla puede significar que todos acaben siendo simples engendros. Engendros como Melghar que, de repente, irrumpe en la sala de la logia. Sintiéndose amenazados los tres sargentos se llevan las manos a las pistolas bolter, pero no es necesario ya que Melghar se acomoda en un rincón, observándoles, y si los sargentos no supieran que es imposible, escuchando lo que decían.?
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Esta parte me encanta ;D
Todos los heridos fueron llevados al apothecarion. Maskius, como antiguo apotecario, trataba de sanar a los que pudiera, o darles una misericordiosa muerte. Lejos quedaban los tiempos en que sus conocimientos sobre las anatomías mejoradas por el Emperador de los marines espaciales servía para algo. Ahora con los cuerpos tan mutados por Nurgle la curación era más una cuestión de hechicería que de ciencia.
Me mola muuucho el relato, lo seguire con mucha atencion ;)
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Me gusta mucho, es muy refrescante ver cómo los ejércitos van cogiendo un bagaje con las partidas que se juegan. A ver si pronto nos brindas la continuación! ;)
Como crítica constructiva de uno que no sabe mucho de escribir, cambias de tiempo verbal en un par de párrafos. No sé si es intencionado o no, pero a mí personalmente me chirría un tanto.
Pejiguera que es uno :P
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Uy! lo de los tiempos verbales seguro, a las tres de la mañana se piran muchas cosas, en breve lo corrijo :D
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Buena historia, a uno le queda la intriga de saber qué ocurrirá a continuación y eso es bueno :D. Me gustan los guiños que se dan a los tiempos de la herejía, como la estructura de la Guardia de la Muerte o que viajen en en una stormbird. Pero lo que más me gusta es el planteamiento de qué pasará con Grevhor: morirá y tendrán que elegir un nuevo líder, se disolverán, se recuperará, se convertirá en un engendro...
Esperaré con ganas la continuación ;).
Saludos
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Muy bueno, pero hay detalles que se te piran como
"Las heridas supuraban sin cesar un icor negro que salpicaba su cuerpo y caía al suelo abriendo agujeros allá donde caían las gotas de su sangre contaminada"
Hay que andarse con ojo con la repeticion de verbos en la misma frase, que tal:
"Las heridas supuraban sin cesar un icor negro que salpicaba su cuerpo y caía al suelo abriendo agujeros allá donde era tocado por las gotas de su sangre contaminada"
O sin dar tantas vueltas
"Las heridas supuraban sin cesar un icor negro que salpicaba su cuerpo y caía al suelo abriendo agujeros allá donde tocaban las gotas de su sangre contaminada"
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más ??? o pones más o no pongas esto... que nos quedamos con ganas ;)
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Gon, gracias por el aporte, lo tendre en cuenta, pero como ya comente antes no está muy revisado, he tenido un finde horrible en el curro, ayer llegue a casa y las musas fluyeron y me puse a escribir directemente...tenia que haberlo revisado pero cuando acabe tenia tanto sueño y tantas ganas de publicarlo en el foro que pasé un montón de cosas por alto. En cuanto la inspiración y el tiempo disponible vuelvan a converger, cuento como aparece un principe demonio de slaanesh en escena, que pasa con Melghar y Grevhor y hago una corrección estilistica de todo el relato ;)