He pensado que mejor crear un tema para cada trasfondo y en Torneos para una vez haya acabado unificar los temas y dejarlos en trasfondo, es que asi cada uno puede valorar independientemente el texto de cada particpante y no se hacen pesados tantos posts largos en el mismo tema. Y lo pongo en Torneos para que, de momento, todo lo del torneo este juntito

Bueno sin más rollos, os pongo el mío para empezar, a ver que os parece:
"Jijijii...jijijijiji...jijijijijiji..puaj...jijijijiji...jijijijiji...puaj...jijiijijijiiiiiiii
La risa, húmeda y aguda, llegaba hasta el rincón más oculto de la bodega de embarque aunque no se supiera de donde provenía. El hechicero Tospherius había reunido allí a lo que quedaba de la décimo tercera centuria de la cuarta compañía de la Guardia de la Muerte. Un milenio de constantes guerras, batallas, viajes por la disformidad, mutaciones y enfermedades había reducido considerablemente su número. Ya quedaban pocos de los otrora orgullosos y marciales astartes, apenas unas escuadras formadas por individuos deformes y mutados, llenos de pústulas, heridas sangrantes y hediondas mutaciones. Hace mucho tiempo que los recicladores de aire no funcionan en el pecio de plaga
Espiritu de Mortarion pues de otra manera ni a toda potencia habrían podido limpiar el irrespirable hedor que había en la bodega.
De repente la risa se silenció, y entró en la bodega Grevhor, el lugarteniente de la centuria, aunque hacia siglos que nadie se refería a él por ese rango, desde que consiguió ser elevado a Príncipe Demonio. Su cuerpo lejanamente recordaba al de un ser humano, hinchado hasta lo imposible e informe donde apenas se distinguían las formas del antiguo astartes. Su cuerpo estaba colocado sobre un palanquín, transportado por una pequeña legión de nurgletes, que además le hacían de pantalla protectora durante el combate, ya que pese a su tamaño Grevhor seguía siendo un guerrero formidable que no rehuía nunca la batalla, como demostraban las oxidadas armas que colgaban del palanquín, formando una muda amenaza de su poder demoníaco.
El silencio dominaba la bodega mientras Grevhor recorría las filas de sus guerreros, hasta llegar al estrado donde Tospherius le esperaba. Su fiel hechicero, su vidente, su consejero y su más viejo amigo, había sufrido nuevas y horrendas mutaciones en su último viaje por las sendas del empíreo. Sin embargo, había merecido la pena esta últimas predicciones, entre los diversos futuros había visto como el Gran Padre Nurgle le otorgaba a demonicidad a Grevhor por una última victoria.
Por ello estaban orbitando alrededor de Khimerrha, un planeta cercano al Ojo del Terror, escenario de innumerables batallas ya que bajo sus montañas hay numerosos secretos de todas las especies dominantes de la galaxia, tan importantes que nadie se atreve a destruir el planeta. Durante su larga historia ha sido colonizado por eldars y humanos, atacado por salvajes hordas orkas y punto de asentamiento de numerosas especies xenos. Ahora de nuevo estaba en el punto de mira, los signum que aún funcionaban en el pecio de plaga habían detectado al salir de la disformidad varias flotas eldars y barcazas de combate de los marines del Falso Emperador junto con transportes de los débiles soldados de la recién creada Guardia Imperial.
Jijijii...jijijijiji...jijijijijiji..puaj...jijijijiji...jijijijiji...puaj...jijiijijijiiiiiiii...puaj...puaj
La última flema al llegar al suelo se convierte en un nuevo nurglete vociferante que dando agudos gruñidos se esconde entre las blindadas botas de los guerreros astartes. Tras aclararse lo que era su garganta Gervhor comienza su arenga.
- Hijos míos, de nuevo la décimo tercera ha sido llamada para la acción, el Gran Padre nos pide que limpiemos el planeta de vida, que exterminemos a quien encontremos en nuestro camino y que sirvamos sus cuerpos y sus almas en un altar de plaga para bendecir el planeta entero.
Un griterío ensordecedor silencia a Grevhor, que se permite una sonrisa y una mirada de complicidad con Tospherius.
Jijijii...jijijijiji...jijijijijiji..puaj...jijijijiji...jijijijiji...puaj...jijiijijijiiiiiiii
Como siempre el sonido de su risa acalla al instante a sus guerreros, saben que tras ella se puede esconder la mayor de las demostraciones de ira, o ser simplemente buen humor. El silencio vuelve a reinar en la bodega hasta que Grevhor continúa su discurso.
- Debemos limpiar el planeta, no solo porque nuestro Gran Padre Nurgle nos lo pida, y su palabra como sabemos es ley para nosotros, sus hijos más bendecidos, también os lo pido yo, vuestro lugarteniente. Os dirijo desde el asedio del Palacio del mil veces maldito Falso Emperador, en sus muros caídos el mismo Mortarion me nombró vuestro lugarteniente, y desde entonces os he comandado. Y he debido hacerlo bien, fijaros en vosotros mismos, las bendiciones que Nurgle ha volcado en cada uno, en los toques personales que os ha otorgado en los últimos mil años. Y ahora me toca mi premio, mi condecoración, mi objetivo máximo, si conseguimos cumplir la misión que se nos ha ordenado, os dejaré...
Antes de que pueda continuar los guerreros más fieles comienzan a lamentarse, saben como otras centurias han acabado convertidas en simples engendros porque sus comandantes y señores les han ofrecido como sacrificio al Gran Padre, o han muerto en misiones sin sentido, sin propósito, sin honor, indignas de la Guardia de la Muerte solo por avaricia o simple locura. Grevhor ha sido un gran lugarteniente, temen que pueda ser de ellos una vez él no este con ellos.
- Dejarme continuar, hijos míos, dejarme continuar...jijijiji...puaj...jijijijijiiji..jijijiji...os dejaré porque Nurgle me llama a su lado, como nuestro amado primarca Mortarion, como el gran capitán Grulgor y otros grandes guerreros de nuestra legión mi cuerpo ya no soporta la fuerza de mi poder, la disformidad recorre mis venas, la enfermedad consumo mi cuerpo mortal jijijijiji jijijijiji y merezco dar el último salto a la gran existencia, este camino intermedio entre la mortalidad y la demonicidad no es suficiente para mí, he luchado, hemos luchado para ganarme mi ascenso, y esa hora a llegado ya. ¡¡¡HA LLEGADO YA!!! Jijijijiijijiji ...puaj...jijijijijii
Gritos y más gritos acompañaron las últimas carcajadas, voces que lo aclamaban, hurras por su lugarteniente, pero también gritos para hacerse oir entre la algarabía, algunos de los guerreros querían dar su opinión, sabían que este momento llegaría algún día y quieren posicionarse para ser nombrados herederos de Grevhor,
- Mi señor, mi señor ? una voz grave, poderosa, acostumbrada a mandar se hace con el control de la bodega ? soy vuestro paladín favorito, soy Melghar, jefe de la escuadra de asalto, y debo ser yo quien ocupe vuestro lugar tras vuestro ascenso, nadie se lo merece más que yo...
De nuevo los gritos inconexos acallan las frases con sentido, nadie acepta estas palabras, se desenfundan oxidadas pistolas y pestilentes armas de cuerpo a cuerpo, detractores y seguidores de Melghar se agrupan entre ellos, quedando enfrentados.
- Esta es la pasión que quiero ver en el campo de batalla pero no aquí. Jijijii... jijijijijiji..puaj...jijijijiji...Melghar, mi amado Melghar, cierto que has sido mi fiel seguidor desde que yo era un simple sargento de escuadra, pero...jijijijiji...jijijiji ? entre carcajada y carcajada intercambia una furtiva mirada con Tospherius que comienza a entrar en trance ? pero...jijijiiji...pero hace mucho también que luchas por tu propio interés, sé como sacrificas a tus hombres por tu gloria, con órdenes contrarias a las mías para conseguir objetivos que no te son ordenados y hacer sombra a los logros de los demás paladines...jijijijijijiji...puja...jijijijij...pero eso se ha acabado...se ha acabado, hijo mio...jijijijijiji...JIJIJIJIJIJI...JIJIJIJIJIJIJIIIIIIIIIIIIII
El miedo empezó a controlar a Melghar, todos los astartes se separaron de él, tanto seguidores como detractores, el pánico le atenaza, empuña sus armas con fuerza, alerta a cualquier agresión, nadie se le acerca, ni siquiera Grevhor que sigue riéndose sin parar, pero no está atento al suelo, donde los nurgletes se agrupan entre sus botas, cada vez en mayor número, hasta que Melghar no puede moverse, trata de apuñalarlos, pero por cada uno que destruye salen dos ocupando su lugar, ya le llegan a la altura de la cintura, siguen subiendo hasta el pecho, no puede moverse, le desarman, solo puede gritar y gritar. Mientras tanto Tospherius avanza hacia él con paso vacilante, en trance, murmurando en una lengua olvidada y prohibida, la fuerza de su poder se acumula a su alrededor, el báculo crepita energía, ya no queda nadie entre Tospherius y Melghar, y este ya no puede ni gritar cubierto por completo de nurgletes y excreciones. Un rayo de pura energía surge del báculo y alcanza a la figura enterrada, un horrible grito sigue al destello y tras una implosión bajo la capa de nurgletes aparece un ser deforme, con retazos de servoarmadura, con músculos desproporcionados, cuernos y miembros sin sentido alguno, y unos ojos carentes por completo de inteligencia. Ha sufrido el mayor miedo de cualquier servidor del caos, ser victima de demasiados regalos del caos, regalos que ya no pueden ser absorbidos por los cuerpos astartes y donde la locura derrota a la inteligencia, se deja de ser un astartes para ser un engendro sin inteligencia. El peor destino para cualquier orgulloso astartes.
Jijijijijijii...puaj...jijijijijijiji...jijijijijii...jijijijijijijiii...puaj...jijijijijiiiji
- Recordarlo hijos mios, luchais por Nurgle y por mi, no por vosotros, no por vosotros. Preparad vuestras armas, la guerra nos espera."